Noticias desde la Oscuridad

06-07-2015
Cardiofagia está concluido.

13-07-2015

22-07-2015

28-07-2015

09-08-2015

03-09-2015

22-09-2015
Suerte está concluido.

28-09-2015

Lamento del día

Mientras que yo soy un ciego que ha aceptado su propia invidencia, tú eres uno que aún cree que simplemente tiene una venda tapándole los ojos.

jueves, 26 de julio de 2012

Más que una batalla

El campo de batalla era desolador. Solo se sentía un ambiente mortecino y el polvo de la carne incinerada. La tierra expresaba su tristeza dejando correr ríos de sangre. Silencio. Frío. Destrucción. ¿Había terminado todo? ¿Quién había ganado? Dos preguntas cuyas respuestas no tenían un sentido razonable. Y pensar que todo empezó por un cambio…
Sólo quedaban de pie dos jinetes, cada uno de un bando. El Jinete Radiante bajó de su caballo y dio unos cuantos pasos hacia su contrario. Mientras tanto, el otro, el Jinete de Ébano, permaneció montado, sin a penas fijar su mirada en él.
Cuando el Jinete Radiante se acercó del todo, el Jinete de Ébano empezó a reírse.
-Incauto… yo no soy nada diplomático, aprovecharé cualquier oportunidad para derrotaros a todos vosotros. Y tú acabas de ponerte en desventaja al abandonar tu montura, ¿o acaso piensas que mi honor hará que descienda de la mía? Honor… eso quedó muy atrás.
-De eso mismo venía a intentar conversar, del pasado.
-¡Bah! Todos hemos cambiado. Unos nos hemos hecho fuertes eligiendo el verdadero camino y otros habéis preferido seguir con cautela la senda de la debilidad. Dame un buen motivo para que no atraviese tu frágil corazón con mi espada.
-Permíteme al menos que te recuerde algo, tan sólo eso. Después podrás hacer lo que veas más conveniente. Yo, por mi parte, no voy a seguir luchando por un imposible.
-Está bien… escucharé lo que tengas que decir…
-Muy bien.
En ese momento el Jinete de Ébano decidió bajar la cabeza para verle. Y fue ese mismo contacto visual el que dio comienzo al discurso del Jinete Radiante.
-No hace mucho tiempo, varios años quizá, tú y yo combatíamos en el mismo bando, ¿lo recuerdas? Ambos luchábamos por un mismo fin, llegar a cumplir nuestro cometido, llenarnos de gloria y poder morir tranquilos. Pero, ¿sabes una cosa? En lo más profundo de mi ser yo ya veía distintas nuestras armaduras, tal y como lo son ahora. ¿Qué te ha ocurrido amigo mío? Es cierto que el cambio es inevitable, pero no debería de haber sido tan extremo. No entiendo por qué nos enfrentamos, he olvidado la finalidad de esta batalla y no quiero recordarla.
Sé que tú también te acuerdas, cuando disfrutábamos en las victorias y nos apoyábamos en las derrotas, cuando, si un enemigo cargaba contra mí, tú te interponías en su trayectoria, cuando advertíamos a la mismísima Parca que ni ella podría evitar que llegáramos a lo más alto. ¿Te acuerdas?
Pero no sé qué ha ocurrido, tal vez el tiempo haga mucha más mella de la que yo pensaba. Yo no puedo luchar por ti y tampoco tengo ninguna razón para decir qué camino tienes que escoger, sin embargo, siempre me pregunté qué te impulsó a tintar tus placas de negro.
Mira el campo de batalla, todos estos caídos antes eran camaradas tuyos, daban la vida por ti al igual que tu la dabas por ellos, y ahora has renegado de ellos y te has unido al bando de la destrucción… Creo que aún tienes tiempo de tirar las armas y volver. Nunca es demasiado tarde, ha finalizado una batalla, sí, pero aún puedes elegir en qué bando acabar la guerra.
-¿Has terminado?
-Por tu tono de indiferencia supongo que ya has elegido un camino.
No hizo falta decir nada más. El Jinete de Ébano impulsó su espada contra el pecho del Jinete Radiante. La sangre comenzó a teñir su armadura blanca de un tono carmesí. Pero antes de caer al suelo, inerte, el Jinete Radiante dijo unas últimas palabras.
-Por favor, rememora el pasado… La destrucción no es el camino, pues, el que juega con ella, acaba contagiándose también… Hasta siempre hermano…

No hay comentarios:

Publicar un comentario