Noticias desde la Oscuridad

06-07-2015
Cardiofagia está concluido.

13-07-2015

22-07-2015

28-07-2015

09-08-2015

03-09-2015

22-09-2015
Suerte está concluido.

28-09-2015

Lamento del día

Mientras que yo soy un ciego que ha aceptado su propia invidencia, tú eres uno que aún cree que simplemente tiene una venda tapándole los ojos.

jueves, 26 de julio de 2012

Una simple charla


Los dos amigos llegaron al parque y se sentaron en un banco. Llevaban mucho tiempo sin verse y hubo un largo silencio después de sentarse, hasta que al final, el amigo que había sido citado por el otro, dijo unas palabras para romper ese silencio sepulcral.
-¿Y si todo esto, la vida en sí, lo que vemos a diario, fuera un simple sueño?
-¡Bah! Los sueños son bonitos y agradables. Esto, ten por seguro que no es un sueño.
-Bueno, tienes razón. Pero y si...
-Veo que no vas a preguntarme el motivo de nuestra reunión.
-Ni se me había pasado por la cabeza, perdona. ¿Por qué razón me pediste ayer que nos reuniéramos aquí?
-Sabes, mi madre no va a durar mucho más. Se está muriendo... Lleva varias semanas agonizando por un dolor insoportable. Los médicos no pueden hacer nada excepto sedarla hasta su último aliento.
-No... no sé qué decir. ¿Puedo hacer algo?
-No... y no te preocupes por eso, yo tampoco sabría qué decir en tu situación. Sólo quiero que recuerdes eso que te decía de pequeño, bueno, no de tan pequeño... ¿Lo recuerdas? Eso que te solía decir y de lo que tú siempre te reías.
-Lo recuerdo... siempre con la misma idea metida en tu cabeza... Un momento... ¿estarás bromeando, no? ¿No irás a hacerlo de verdad?
-Amigo mío. Han pasado algunos años. Y sigo sin encontrar otra cosa por la que luchar que no sea mi madre. Y ahora ella se está marchando.
-Pero eso son cosas que se dicen de joven, cosas que se dicen sin pensar. Tío... hemos crecido, hemos seguido nuestras vidas y ya nos hemos forjado ese futuro con el que tanto soñábamos años atrás.
-Mero aburrimiento para mí... ¿Algo tenía que hace mientras esperaba la muerte de mi madre, no?
-Entonces vas a hacerlo... vas a acabar con tu vida. Todo lo que te ha costado llegar hasta aquí lo vas a destruir por una vaga idea pesimista.
-¿Pesimista? Dime algo más por lo que luchar. Esperé a que pasaran los años y, ¡vaya si han pasado! Y aquí me ves, sigo con un único motivo por el que vivir y ese motivo se está desvaneciendo...
-Joder tío... tus perros, tus estudios, tu hermana, tu carrera.
-Mis perros murieron pocos años atrás y no quise tener más... Mi hermana sabe cuidar de ella sola, por supuesto que llorará, pero durará menos de un año su tristeza. ¿Mi carrera? Eso me da igual... te vuelvo a repetir que estudié por aburrimiento, para al menos mantener contenta a mi madre mientras mi condenada vida seguía su curso.
-¿Mantener contenta a tu madre? En el fondo tu sabes que estudiabas por otro motivo, alegrar a tu madre era secundario.
-¡Está bien! Puede que más tarde me empezara a gustar el mundo de la ciencias, pero era como jugar a patear una lata, te da simplemente igual que sigas pateando la lata a que se desvíe y se salga de tu trayecto.
-Veo que no vas a entrar en razones... ¿Y yo? ¿Yo no soy un motivo para que sigas vivo?
-Es cierto que somos casi hermanos, pero, al igual que mi hermana, una temporada de tristeza y todo volverá a retomar su curso.
-Al menos intenta ir a un psicólogo antes de poner en marcha tu plan, por favor.
-Quizás tenga razón...
En ese momento el chico se remangó la camiseta. Sus brazos estaban llenos de cortes, se contaban por decenas.
-... estas cosas no son propias de una persona cuerda, ¿pero acaso hay alguien en este mundo cuerdo?
-Has vuelto a usar los cuchillos para desahogarte, ¿cierto?
-Un mes. Hoy hace un mes exacto desde la primera cicatriz. Estoy entrenándome.
-Veo que no vas a recapacitar... Al menos cuéntame cómo vas a hacerlo, ¿vas a cortarte las venas?
-Jajajajaja... no no... Ya sabes que la última vez tan sólo conseguí acabar ingresado en un hospital. Ahora que tengo coche, lo usaré para asfixiarme con el monóxido de carbono del tubo de escape. Es irónico, ni siquiera estudié cuando fui a sacarme el permiso de conducir y aprobé a la primera. Puede que alguien quiera que muera.
-Nadie quiere que mueras. ¿Y por qué has elegido esa muerte?
-La llaman ''muerte dulce''. He estado informándome de este tipo de suicidio desde que tenía quince años. Es una muerte realmente deliciosa, simplemente el monóxido de carbono te invade la sangre hasta que te duermes y mueres intoxicado sin ningún tipo de dolor.
-Pensaba que estas ideas se te iban a ir de la cabeza de mayor.
-Desde que era muy pequeño tenía esta idea en la cabeza. Y... después de lo ocurrido con los cuchillos y mis muñecas, le prometí a mi madre que no me quitaría la vida. Sin embargo sólo tenía pensado no suicidarme mientras ella viviese, tampoco era mi intención verla sufrir, pues, al igual que yo, ella tenía muy pocos motivos para seguir aquí, y yo era uno de ellos, tenía que cuidarla. A mi ahora ya no me quedan motivos. Sólo quería despedirme de ti. Al menos para que no te enteres de esto por leer la esquela. Y bueno... también era para decirte que en mi ''testamento'' te dejo mi ordenador.
-¡Jajajajaja! No va a hacer falta. No vas a suicidarte.
-¿Por qué estás tan seguro? Ya tengo preparado todo, hasta la carta de despedida. Mira la tengo aquí en el bolsillo, te la leeré: Querida hermana siento que...
-Sé perfectamente que dudas. En el fondo tu cerebro sabe que tienes más cosas por las que seguir viviendo pero tu lo niegas.
-¿Cómo puedes decir eso? No tengo nada por lo que luchar que no sea ella.
-Entonces, ¿por qué estas teniendo esta reflexión con tu cerebro?
-¿Qué quieres decir?
Justo entonces, el amigo del chico comenzó a desaparecer. No era una persona, ni tampoco un fantasma, tan solo era una parte de él que no quería morir.
-Así que... hay algo más...
Dejando escapar algunas lágrimas agarró con fuerza la carta de despedida y la hizo añicos. Miró al suelo y vio una nota. Se sorprendió al ver que estaba escrita con su misma letra, seguramente del ''amigo''.
''Sabes perfectamente que tienes más cosas por las que seguir en el campo de batalla, no puedes caer al suelo por la primera estocada, ni por la quinta o la decimoctava. Te has curtido en la batalla durante años y ahora no es momento de caer. Grita para hacer que esa niebla que hay en tu cabeza se esfume de una vez por todas. Ahora lo verás todo perdido, pero dale tiempo, más tiempo. Y si, tras ese tiempo, sigues viéndolo todo negro, volveremos a hablar y si quieres, acabar con tu vida con tranquilidad.''
El chico se guardó la nota en el bolsillo y se levantó del banco. Se alejó unos cuantos metros de él y, entonces, se paró. Miró atrás y dijo:
-Está bien, te daré más tiempo, amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario