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Mientras que yo soy un ciego que ha aceptado su propia invidencia, tú eres uno que aún cree que simplemente tiene una venda tapándole los ojos.

domingo, 5 de agosto de 2012

El Consejo de los Seis Puñales: Conversión [1]


Ha pasado mucho tiempo desde que la magia se convirtió en un bien escaso en este mundo. Antiguamente las corrientes de maná circulaban por todo el globo. Cualquiera con un mínimo de potencial en su mente era capaz de despertar su esencia interna para hacer hechizos. Sin embargo, no siempre se empleó la magia para hacer la vida del ser humano más fácil. De los lugares más oscuros y recónditos del planeta, empezaron a llegar seres con ambiciosos planes, seres que querían experimentar con dicha magia para sacar unos provechos más sustanciales que los del uso cotidiano que hasta el momento tenían. Lo único que estos codiciosos humanos no sabían era que la magia tenía vida y depende del uso que se le diera podría comportarse de manera dócil ante el hombre o, por el contrario, volverse una auténtica bomba arcana.

Al principio sus intenciones no iban más allá que las de defender a sus pueblos. Pero como era de esperar, los otros, frustrados al ver que sus enemigos empleaban ilegalmente la magia contra ellos, también comenzaron a manejar la magia en dirección a esta finalidad.

Desde ese momento los soldados de a pie dejaron de ser útiles y los únicos que iban al frente de batalla eran los Magos. Aunque, estos Magos, a pesar de su aparente control de la magia que usaban, según ellos, para defender a su pueblo, no tardaron mucho en darse cuenta de que la magia que fluía por su cuerpo estaba mutando. La magia de sus interiores estaba empezando a tomar las riendas de sus cuerpos.

Muchos pueblos fueron asolados por fuego y sombras de pura esencia destructiva. Cada día morían decenas de habitantes a causa de maldiciones o se masacraban entre ellos debido a la propia locura inducida por la magia del mismísimo Plano del Vacío.

Todo este periodo de guerra fue conocido como la Guerra de los Arcanos. Guerra la cual duró tres años más hasta que al final, en un momento de lucidez, los Magos pactaron un acuerdo en el que dejarían la magia a un lado radicalmente, de tal forma que no se usara ni para encender una hoguera ni para crear comida ni nada. Y para evitar que nadie más volviese a usar la magia, unos magos ingenieros crearon unos canales que redirigieron todos los flujos de maná a una cámara totalmente cerrada. Tras esto, todos los magos usaron sobre sí mismos el poder del vacío para eliminar de sus cuerpos la magia. Y así, finalmente la magia dejó de estar en simbiosis con el hombre. ¿O tal vez no?

Aún había unos cuantos humanos que tenían magia en sus cuerpos, pero debido a la desaparición de los flujos de maná, la magia que empleaban no era ni una décima parte del potencial que antaño poseían. Sedientos de magia, comenzaron a buscar otra fuente alternativa. Comenzaron a buscar información en las bibliotecas de sus respectivos pueblos. Sin embargo, no pasó mucho tiempo cuando sus vecinos descubrieron sus intenciones y les exiliaron. Todos comenzaron a vagar por la vastas llanuras desoladas, donde escasos años atrás sucedieron las batallas de la Guerra de los Arcanos.

A punto de desistir buscando algo que parecía imposible y débilmente agarrados a la vida, un destello cegó a todos esos errantes formándose tras él una especie de circunferencia en cuyo interior se hallaba un paisaje muy distinto del que se encontraban, era como una especie de portal… La única alternativa para ellos era caminar hacia el portal; era eso o morir desnutridos.

Fue un viaje turbulento en el que avanzaban por un remolino azul oscuro. Sintieron de cerca la propia esencia del vacío y, por eso, muchos perecieron en el viaje al no poder resistirse a la atracción caótica de ese Plano. Segundos más tarde fueron escupidos contra el suelo a los pies de una silueta envuelta en telas rasgadas de colores azul oscuro y gris.

- Bienvenidos, – dijo la silueta mientras conjuraba agua y comida para sus invitados. – siento haber tenido que transportaros a través del Plano del Vacío de esa forma, pero no podemos permitirnos la presencia de seres débiles. Conseguí detectar vuestras esencias y gracias a ello he conseguido reuniros a todos. Desperdigados éramos débiles; juntos, por el contrario, podremos hacer frente a esos estúpidos intolerantes que no respetan la magia.

Uno de los magos invocados le interrumpió para preguntarle cómo había logrado conjurar alimento si ya no era posible con la poca magia residual que quedaba en el mundo.

- Me gusta tu impaciencia, pero todo a su tiempo. Yo os prometo que la magia que se podrá conseguir nos volverá a permitir hacer muchas cosas más poderosas que las de crear un miserable mendrugo de pan. Eso sí, van a pasar muchos años hasta que volvamos a ser los de antes y llegará un momento en el que el resto de mortales vuelva a notar que la magia ha renacido. Momento en el cual saldrán a cazarnos. Tendremos que ocultarnos en las sombras durante mucho tiempo hasta entonces. Aun así, yo os aseguro que el sacrificio no será en vano. Observadme, tan sólo llevo un año y ya soy capaz de crear portales, algo que, antes de que me lo preguntéis, no éramos capaces de crear antes. ¿Por qué? Es bien simple, no todos los Planos poseen el mismo tipo de magia y, en consecuencia, depende de donde obtengas tu fuente de maná sabrás hacer diferentes hechizos. La magia de nuestro mundo permitía a un Mago poderoso hacer pequeños portales.

Yo fui uno de los que, en la asamblea en la que se hizo pactar el fin de la magia, se opuso, pero, ante el inminente final de la magia tal y como la conocíamos, empecé a dirigir mi potencial a la energía de los portales para crear algo que me llevara a un Plano distinto, un Plano cuya magia es mucho más poderosa que la de la Tierra. Distorsioné mi cuerpo con magia del vacío para lograr entrar por aquella diminuta fisura espacial y me adentré en el Plano de la verdadera magia… ¿Recordáis que algunos Magos a veces, de forma involuntaria, traían a nuestro mundo unas criaturas con alas y cuernos muy variopintos? Ellos venían de este Plano, ni más ni menos que el Plano Demoníaco. INVOCÁBAMOS DEMONIOS.

Ellos me acogieron gustosamente y empecé a drenar el maná del lugar. Seguí especializándome en la apertura de portales a otras dimensiones y ahora sería capaz de enviar la Tierra al mismísimo vacío si me lo propusiera, pero no es mi intención hacerlo (de momento)… Aunque todo requiere un precio… La magia del lugar no es como aquí. Podría decirse que es más caótica, más dirigida a la destrucción que a otra cosa. Pero tenemos el intelecto suficiente para sacarle algún provecho para nuestro propio bienestar, al igual que esos incompetentes cambiaron la magia de nuestro mundo, nosotros seremos capaces de dominar la magia del Plano Demoníaco a nuestro antojo para saciar nuestras necesidades.

¡Oh! Siento mis modales. Mi nombre es Nexus el Aespacial. Y reniego de ser llamado Mago. No volveré al pasado. Los Magos de esos tiempos eran débiles criaturas que se dejaban controlar por esta droga arcana. Es el comienzo de una nueva era, la nueva generación de domadores del maná. ¿Qué decís, seguiréis siendo magos condenados al fracaso o daréis un paso más allá para ligar completamente el maná en vuestras venas, para controlar vuestra voluntad, para modelar el caos a vuestro antojo, para dominar seres de incomprensible poder, para ser verdugos del destino, para demostrar que la magia se puede subyugar? ¿Qué me decís, queréis abrazar la nueva magia, la llamada magia negra para adentraros en la verdadera hechicería? ¿Queréis ser los taumaturgos que desde el principio tendrían que haber sido los únicos capaces de manejar la magia? ¿¡Queréis ser BRUJOS!?

Aplausos y gritos de euforia resonaron por todo el lugar. Aullidos de una futura victoria se escucharon en la profunda oscuridad de aquella noche. Nexus señaló una mesa en cuya superficie había un montón de viales. Les explicó que cada uno debía coger uno y derramar su propia sangre en él hasta llenarlo por la mitad. Nadie rechistó y comenzaron a verter la sangre. Nexus, por su parte, hizo lo mismo. Cuando todos los viales fueron llenados, Nexus condujo a los futuros Brujos a un pequeño lago cercano y les explicó que tenían que echar la sangre allí y, seguidamente, bañarse.

Mientras la sangre teñía de rojo el lago, Nexus invocó un portal justo encima de la masa de agua. Del portal surgió un enorme río de pura magia arcana. Justo después de que el río arcano chocara contra el lago, Nexus canalizó su propia energía proveniente del Plano Demoníaco hacia la zona de interacción del lago y el río. Su energía, al igual que uno de los colores de su indumentaria, era de un tono azul oscuro. Por su parte, el grupo de Brujos se tiró de cabeza al lago seguido de Nexus. Diez segundos después el lago sufrió una inmensa explosión de sombras y los restos de dicho estallido rodearon a cada uno de ellos.

Ninguno de ellos soportó la gran presión que ejercían sobre ellos esas sombras, ni Nexus pudo evitar desplomarse al suelo inconsciente. Uno a uno fueron cayendo al suelo perdiendo la consciencia.

Ahora solo faltaba esperar para ver si habían conseguido sustituir la magia terrestre de sus cuerpos por las del Plano Demoníaco, una magia más poderosa pero que quizás fuera demasiado para los débiles cuerpos de los humanos. Habría que esperar para ver si de verdad el ser humano estaba preparado para contener en su interior una magia que incluso algunos demonios, seres mucho más resistentes que los hombres, no eran capaces de dominar. El tiempo lo diría, el tiempo lo diría…

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