Ha pasado mucho tiempo desde que la magia se
convirtió en un bien escaso en este mundo. Antiguamente las corrientes de maná
circulaban por todo el globo. Cualquiera con un mínimo de potencial en su mente
era capaz de despertar su esencia interna para hacer hechizos. Sin embargo, no
siempre se empleó la magia para hacer la vida del ser humano más fácil. De los
lugares más oscuros y recónditos del planeta, empezaron a llegar seres con
ambiciosos planes, seres que querían experimentar con dicha magia para sacar
unos provechos más sustanciales que los del uso cotidiano que hasta el momento
tenían. Lo único que estos codiciosos humanos no sabían era que la magia tenía
vida y depende del uso que se le diera podría comportarse de manera dócil ante
el hombre o, por el contrario, volverse una auténtica bomba arcana.
Al principio sus intenciones no iban más allá que
las de defender a sus pueblos. Pero como era de esperar, los otros, frustrados
al ver que sus enemigos empleaban ilegalmente la magia contra ellos, también
comenzaron a manejar la magia en dirección a esta finalidad.
Desde ese momento los soldados de a pie dejaron de
ser útiles y los únicos que iban al frente de batalla eran los Magos. Aunque,
estos Magos, a pesar de su aparente control de la magia que usaban, según
ellos, para defender a su pueblo, no tardaron mucho en darse cuenta de que la
magia que fluía por su cuerpo estaba mutando. La magia de sus interiores estaba
empezando a tomar las riendas de sus cuerpos.
Muchos pueblos fueron asolados por fuego y sombras
de pura esencia destructiva. Cada día morían decenas de habitantes a causa de
maldiciones o se masacraban entre ellos debido a la propia locura inducida por
la magia del mismísimo Plano del Vacío.
Todo este periodo de guerra fue conocido como la
Guerra de los Arcanos. Guerra la cual duró tres años más hasta que al final, en
un momento de lucidez, los Magos pactaron un acuerdo en el que dejarían la
magia a un lado radicalmente, de tal forma que no se usara ni para encender una
hoguera ni para crear comida ni nada. Y para evitar que nadie más volviese a
usar la magia, unos magos ingenieros crearon unos canales que redirigieron todos
los flujos de maná a una cámara totalmente cerrada. Tras esto, todos los magos
usaron sobre sí mismos el poder del vacío para eliminar de sus cuerpos la
magia. Y así, finalmente la magia dejó de estar en simbiosis con el hombre. ¿O
tal vez no?
Aún había unos cuantos humanos que tenían magia en
sus cuerpos, pero debido a la desaparición de los flujos de maná, la magia que
empleaban no era ni una décima parte del potencial que antaño poseían.
Sedientos de magia, comenzaron a buscar otra fuente alternativa. Comenzaron a
buscar información en las bibliotecas de sus respectivos pueblos. Sin embargo,
no pasó mucho tiempo cuando sus vecinos descubrieron sus intenciones y les
exiliaron. Todos comenzaron a vagar por la vastas llanuras desoladas, donde
escasos años atrás sucedieron las batallas de la Guerra de los Arcanos.
A punto de desistir buscando algo que parecía
imposible y débilmente agarrados a la vida, un destello cegó a todos esos
errantes formándose tras él una especie de circunferencia en cuyo interior se
hallaba un paisaje muy distinto del que se encontraban, era como una especie de
portal… La única alternativa para ellos era caminar hacia el portal; era eso o
morir desnutridos.
Fue un viaje turbulento en el que avanzaban por un
remolino azul oscuro. Sintieron de cerca la propia esencia del vacío y, por
eso, muchos perecieron en el viaje al no poder resistirse a la atracción
caótica de ese Plano. Segundos más tarde fueron escupidos contra el suelo a los
pies de una silueta envuelta en telas rasgadas de colores azul oscuro y gris.
- Bienvenidos, – dijo la silueta mientras
conjuraba agua y comida para sus invitados. – siento haber tenido que transportaros a
través del Plano del Vacío de esa forma, pero no podemos permitirnos la
presencia de seres débiles. Conseguí detectar vuestras esencias y gracias a
ello he conseguido reuniros a todos. Desperdigados éramos débiles; juntos, por
el contrario, podremos hacer frente a esos estúpidos intolerantes que no
respetan la magia.
Uno de
los magos invocados le interrumpió para preguntarle cómo había logrado conjurar
alimento si ya no era posible con la poca magia residual que quedaba en el
mundo.
- Me gusta tu impaciencia, pero
todo a su tiempo. Yo os prometo que la magia que se podrá conseguir nos volverá
a permitir hacer muchas cosas más poderosas que las de crear un miserable
mendrugo de pan. Eso sí, van a pasar muchos años hasta que volvamos a ser los
de antes y llegará un momento en el que el resto de mortales vuelva a notar que
la magia ha renacido. Momento en el cual saldrán a cazarnos. Tendremos que
ocultarnos en las sombras durante mucho tiempo hasta entonces. Aun así, yo os
aseguro que el sacrificio no será en vano. Observadme, tan sólo llevo un año y ya
soy capaz de crear portales, algo que, antes de que me lo preguntéis, no éramos
capaces de crear antes. ¿Por qué? Es bien simple, no todos los Planos poseen el
mismo tipo de magia y, en consecuencia, depende de donde obtengas tu fuente de
maná sabrás hacer diferentes hechizos. La magia de nuestro mundo permitía a un Mago poderoso hacer pequeños portales.
Yo fui uno de los que, en la asamblea
en la que se hizo pactar el fin de la magia, se opuso, pero, ante el inminente
final de la magia tal y como la conocíamos, empecé a dirigir mi potencial a la energía de los portales para crear algo que me llevara a un Plano distinto, un Plano cuya magia es mucho más poderosa que la de la Tierra. Distorsioné mi
cuerpo con magia del vacío para lograr entrar por aquella diminuta fisura
espacial y me adentré en el Plano de la verdadera magia… ¿Recordáis que algunos Magos a veces, de forma involuntaria, traían a nuestro mundo unas criaturas con
alas y cuernos muy variopintos? Ellos venían de este Plano, ni más ni menos que
el Plano Demoníaco. INVOCÁBAMOS DEMONIOS.
Ellos me acogieron gustosamente
y empecé a drenar el maná del lugar. Seguí especializándome en la apertura de
portales a otras dimensiones y ahora sería capaz de enviar la Tierra al
mismísimo vacío si me lo propusiera, pero no es mi intención hacerlo (de
momento)… Aunque todo requiere un precio… La magia del lugar no es como aquí.
Podría decirse que es más caótica, más dirigida a la destrucción que a otra
cosa. Pero tenemos el intelecto suficiente para sacarle algún provecho para
nuestro propio bienestar, al igual que esos incompetentes cambiaron la magia de
nuestro mundo, nosotros seremos capaces de dominar la magia del Plano Demoníaco
a nuestro antojo para saciar nuestras necesidades.
¡Oh! Siento mis modales. Mi
nombre es Nexus el Aespacial. Y reniego de ser llamado Mago. No
volveré al pasado. Los Magos de esos tiempos eran débiles criaturas que se
dejaban controlar por esta droga arcana. Es el comienzo de una nueva era, la
nueva generación de domadores del maná. ¿Qué decís, seguiréis siendo magos
condenados al fracaso o daréis un paso más allá para ligar completamente el
maná en vuestras venas, para controlar vuestra voluntad, para modelar el caos a
vuestro antojo, para dominar seres de incomprensible poder, para ser verdugos
del destino, para demostrar que la magia se puede subyugar? ¿Qué me decís,
queréis abrazar la nueva magia, la llamada magia negra para adentraros en la
verdadera hechicería? ¿Queréis ser los taumaturgos que desde el principio
tendrían que haber sido los únicos capaces de manejar la magia? ¿¡Queréis ser
BRUJOS!?
Aplausos
y gritos de euforia resonaron por todo el lugar. Aullidos de una futura
victoria se escucharon en la profunda oscuridad de aquella noche. Nexus señaló
una mesa en cuya superficie había un montón de viales. Les explicó que cada uno
debía coger uno y derramar su propia sangre en él hasta llenarlo por la mitad.
Nadie rechistó y comenzaron a verter la sangre. Nexus, por su parte, hizo lo
mismo. Cuando todos los viales fueron llenados, Nexus condujo a los futuros Brujos a un pequeño lago cercano y les explicó que tenían que echar la sangre
allí y, seguidamente, bañarse.
Mientras
la sangre teñía de rojo el lago, Nexus invocó un portal justo encima de la masa
de agua. Del portal surgió un enorme río de pura magia arcana. Justo después de
que el río arcano chocara contra el lago, Nexus canalizó su propia energía
proveniente del Plano Demoníaco hacia la zona de interacción del lago y el río.
Su energía, al igual que uno de los colores de su indumentaria, era de un tono
azul oscuro. Por su parte, el grupo de Brujos se tiró de cabeza al lago seguido
de Nexus. Diez segundos después el lago sufrió una inmensa explosión de sombras
y los restos de dicho estallido rodearon a cada uno de ellos.
Ninguno
de ellos soportó la gran presión que ejercían sobre ellos esas sombras, ni
Nexus pudo evitar desplomarse al suelo inconsciente. Uno a uno fueron cayendo
al suelo perdiendo la consciencia.
Ahora
solo faltaba esperar para ver si habían conseguido sustituir la magia terrestre
de sus cuerpos por las del Plano Demoníaco, una magia más poderosa pero que
quizás fuera demasiado para los débiles cuerpos de los humanos. Habría que
esperar para ver si de verdad el ser humano estaba preparado para contener en
su interior una magia que incluso algunos demonios, seres mucho más resistentes
que los hombres, no eran capaces de dominar. El tiempo lo diría, el tiempo lo
diría…
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