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Lamento del día

Mientras que yo soy un ciego que ha aceptado su propia invidencia, tú eres uno que aún cree que simplemente tiene una venda tapándole los ojos.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Especial Halloween: La Hermandad Rubí


- ¿Estáis seguros de entrar? Tíos, yo no conozco a nadie…

- ¡No te preocupes! Ya verás, harás amistades muy rápido. Además, es Halloween, y no hay otro sitio cercano que posea el mismo ambiente que este lugar.

A pesar de lo que su amigo Dani decía, Gorka seguía sin estar seguro. Pero tampoco quería quedarse solo esa noche. ¡Halloween! Sólo un día al año. Habría que entrar sí o sí, sus tres amigos, Dani, Álex y Carlos no dudarían entre elegir la fiesta o quedarse con él dando vueltas erráticas por el barrio.

-Está bien… entremos –suspiró Gorka –.

Fue un gran alivio para los otros tres que Gorka aceptase entrar. Aquella fiesta de Halloween tenía una regla muy estricta que había que cumplir si querías entrar: tenías que venir disfrazado, y no servía ponerse un sombrero de bruja o echarse dos gotitas de sangre falsa en la cara o en la ropa, no, el disfraz había que trabajárselo, razón por la que los cuatro amigos estuvieron una semana entera confeccionando sus disfraces.  Eso sí, el tiempo empleado mereció la pena pues habían conseguido fabricar unos disfraces fascinantemente realistas. Dani iba disfrazado de Freddy Krueger, Carlos de Leatherface, Alex de Pinhead y por último, nuestro protagonista, Gorka, de Jason Voorhees.

El trabajo se vio recompensado cuando nada más entrar todas las miradas se dirigieron a ellos cuatro. Ellos también devolvieron las miradas con aires triunfantes, todos a excepción de Gorka, el cual prefirió fijarse en una gran bandera que colgaba en una de las paredes del segundo piso. Era una bandera roja con el símbolo alfa en negro que tenía un efecto con gotas que hacía que pareciese que se derretía. Al instante a Gorka se le pasó por la cabeza una única palabra: hermandades.

-Dani… supuestamente tú conoces a las personas de aquí. ¿Eso de ahí arriba, la bandera, es el símbolo de alguna hermandad?

-¡Oh, pues ni idea! Si te digo la verdad tampoco conozco a la mayoría. Ya sabes, uno habla con dos, estos dos con otros tres, etcétera. Pero supongo que sí, con los pocos universitarios que me rodeo creo que alguna vez vi esas banderas. Olvídalo, no hemos venido aquí a ver simbolitos, me dijeron que aquí hay cuatro tías por cada tío. Esta noche triunfamos… mira como van disfrazadas.

-¿Como putas? –preguntó irónicamente Álex.

-¡Exactamente! –clamó Dani –Ya veréis qué poco tardamos en entablar conversación con alguna de ellas. Vamos a la otra sala que hay más movimiento.

-Id tirando. Ahora… ahora os alcanzo –contestó Gorka –.

-¿Ya le vas a estar dando vueltas toda la noche a eso? Es una maldita letra griega refunfuñó Carlos –... Siempre tan conspirativo. Bueno, no nos pierdas de vista, eh.

-No… no tranquilos.

Gorka subió las escaleras sin apartar la mirada de aquella bandera, la cual ya tenía algunas pequeñas manchas de alcohol por culpa de algún descuidado. Se acercó todo lo que pudo a ella y se quedó mirándola perplejo. Al cabo de un rato una chica se puso a su lado sin que este se percatara. Hasta que tras unos breves segundos de silencio la chica habló.

-Bonito disfraz, ¿lo has hecho tú mismo?

-Sí. Me llevó bastante tiempo. Oye, tal vez te parezca extraña esta pregunta pero… ¿sabes qué significa eso?

-Tienes suerte. Hace poco yo tampoco sabía qué era, pero una amiga me lo dijo. Se trata de una bandera de la Hermandad Rubí. Es una hermandad integrada solamente por chicas. Lo que no llegué a saber es el significado de esa letra alfa.

-Así que aquí también existen hermandades universitarias…. Yo pensaba que esas cosas sólo salían en las películas americanas.

-¡Pues ya ves que no! –respondió tras soltar una fina risa –Por cierto, me llamo Amanda, ¿y tú?

-Soy Gorka. Una cosa. Entonces, si está tan “visible” el símbolo de su hermandad, ¿eso quiere decir que la fiesta ha sido organizada por ellas?

-Ni idea, supongo que sí, aunque a lo mejor ha sido para que personas como tú sientan curiosidad… lástima que seas un chico. Pero bueno, digo yo que estamos aquí  para pasar una noche divertida y no para charlar sobre banderas.

-Sí… supongo.

Amanda le sonrió y le dijo que la siguiera mientras le agarraba la mano. Gorka se dejó llevar aún medio ausente. Todo lo poco que sabía sobre las hermandades le fascinaba y al mismo tiempo era una clase de rol que le aterraba, sus secretos y ritos, sus normas y reglas de iniciación, ¿serían igual las hermandades de ficción que las de la realidad?

Mientras tanto, Amanda, ajena a los pensamientos de Gorka, tiraba de él por las escaleras hasta la tercera planta. Algunas veces Gorka se paraba y entonces ella se giraba y le miraba mostrando una tímida sonrisa. Entonces continuaban la ruta. Gorka no sabía hacia dónde le llevaba esa desconocida. A lo mejor iba a enseñarle un secreto sobre la hermandad, tal vez por eso iba con prisa.

Finalmente Amanda se paró frente a una puerta de un largo pasillo. Gorka se puso a su lado y antes de que abriera la boca para preguntar Amanda respondió que dentro había algo que le gustaría ver. Abrió la puerta sin cesar de sonreír y ante ambos se mostró una habitación corriente iluminada tan solo por una pequeña lámpara que se encontraba en una mesilla de noche de madera.

De un suave empujón metió a Gorka en la habitación. Amanda se aproximó a la lámpara y sujetó el interruptor con las dos manos. Los dos se miraron y ella volvió a enseñarle su dentición perfecta enmarcada en unos labios finos carmesíes. Un silencio se apoderó de la habitación. Gorka, aún sin comprender nada, sólo se dignó a devolver la sonrisa.

Al final Amanda apretó el interruptor oscureciendo completamente la habitación. El silencio permaneció durante varios segundos junto con la estaticidad de ellos dos hasta que la chica habló.

-Vamos a jugar…

Amanda volvió a empujar a Gorka, esta vez con más fuerza, haciendo que se cayera en la cama. Él, con la poca luz que había en la habitación, pudo observar cómo Amanda se iba quitando el disfraz de vampiresa que llevaba.

Gorka no sabía qué hacer en ese momento hasta que entonces vio en el sujetador de ella un parche de una letra alfa con el mismo efecto que la bandera de la casa. Extrañado, no tardó mucho tiempo en preguntarla por qué llevaba eso si había dicho que no sabía nada de esa hermandad. Ella, sin embargo, no respondió y se abalanzó contra él. Algo le ocurría al chico que no era dueño de sus actos, sabía que debía irse de allí y aun así permitió que los brazos de Amanda recorrieran todo su cuerpo hasta bajar a sus pantalones. Algo estaba hipnotizándole que le era imposible incluso tocarla, tan sólo podía observar como los labios de Amanda bailaban por todo su cuello… Hasta que entonces sintió algo puntiagudo dentro de su boca.

Amanda dejó de besarle y alzó la cabeza mostrándole un par de afilados colmillos. Dispuesta a clavárselos en la yugular, Gorka logró volver en sí y rodó por la cama esquivando la salvaje dentellada justo a tiempo.

Tuvo que valerse del tacto para llegar hasta la puerta y escapar. Fue fácil. Amanda se quedó en la cama riendo. ¿Estaría el depredador jugando con su presa? Ahora mismo Gorka no estaba para preguntarse eso, sólo quería buscar a sus amigos y salir de allí. Corrió hacia donde se encontraban ellos tres. Nada más divisarles paró en seco. Los tres estaban charlando con tres chicas disfrazadas también de vampiresas.

-Podría ser que ellas también… no. Demasiada coincidencia, pero tengo que llevármelos de aquí. A ver cómo lo logro ahora que han conocido a esas tres… -pensó Gorka.

-¡Hombre, Gorka, ya has vuelto! –exclamó Álex nada más verle –Tío, te presento a Úrsula, Luna y Silvia.

-Eh… sí, hola. Encantado. Chicos, escuchadme un momen…

-¿Por qué llevas la bragueta abierta? –preguntó Carlos interrumpiéndole –¿has conocido a alguien, eh, eh?

-Una larga historia, por favor, tenemos que…

-Oh, estabas aquí.

Era Amanda. Había bajado a buscarle, seguramente para impedir que informara a sus amigos de lo sucedido. Gorka, a pesar de verla de nuevo, estaba aliviado, Amanda no le atacaría delante de todos los invitados, ¿verdad?

Y entonces fue cuando nuestro protagonista vio la prueba estrella de que era una vampiresa de verdad: sus colmillos, se veían a la perfección. Agarró a Amanda de la boca y la obligó a enseñar los dientes ante los otros seis.  Entre sus chillidos y los gritos de ellos todos los invitados se giraron y se hizo el silencio. Cuando ella enseñó los colmillos todos empezaron a reírse del paranoico Gorka. Él no comprendía nada hasta que Amanda le contestó.

-Relájate, cielo. Estos colmillos son de mentira…

Amanda se metió la mano en la boca y se quitó los colmillos postizos. Gorka no comprendía nada de lo ocurrido. A lo mejor sólo quería “jugar” con esos colmillos y no lo que pensaba él. Poniéndose realista: los vampiros no existen.

Pero esa calma poco duró cuando Amanda le insistió para que volviera a la habitación, y claro, sus tres amigos, al oír eso, también le insistieron. En ese momento algo empezó a olerle mal, pero para cerciorarse tendría que aceptar…

Una vez los dos de vuelta a la habitación se repitió el mismo proceso. Gorka se dejó besar por ella hasta que mostró de nuevo sus colmillos. No obstante esta vez él se encontraba cuerdo y aguardó al momento justo. La delicada figura de Amanda se lanzó contra él y sonó un golpe seco dejando tras de sí un pequeño fluir de sangre. Y luego silencio.

Los otros tres amigos seguían charlando con las vampiresas hasta que Dani, que no apartaba la vista del resto de chicas que pasaban al lado suya , se fijó de que había muchas vestidas como vampiresas y, en cambio, ninguno de los chicos con los que se había cruzado hasta el momento llevaban un disfraz en honor al famoso chupasangre.  De hecho, durante unos minutos, pensó que las que llevaban dicho disfraz estaban proliferando, es decir, sin que llegasen más invitados cada vez había más disfraces de ese estilo.

A pesar de lo pasota que pudiese resultar Dani, Gorka era su mejor amigo y juntos, más pequeños, habían engullido cientos de historias de terror, visto películas de gore e investigado miles y miles de leyendas urbanas. Conocían al pie de la letra todos los monstruos creados por la (¿)imaginación(?) del hombre. Sabía que Gorka era muy fantasioso y tal vez no ocurriese nada malo ni paranormal con aquella hermosa chica, pero que no existan los vampiros no quiere decir que no existan los asesinos. Una hermandad y un montón de chicas con un “uniforme”. Tenía que ir en busca de Gorka.

Desafortunadamente, Luna, que se dio cuenta de que se marchaba, le agarró del brazo y acercó su boca a su oído.

-Veo que aquí no estás cómodo. ¿Vienes a un lugar más tranquilo? –susurró dulcemente Luna.

Y tal y como ocurrió con Gorka, Dani perdió el control locomotriz y fue detrás de ella. Aunque sí que pudo ver con sus ojos como todas las que iban disfrazadas de vampiresas estaban charlando con chicos, seduciéndoles, sin importar nada. Como si fuera una caza…



Cuando subieron las escaleras su mirada se clavó en la bandera de aquella hermandad. Justo en ese instante una chispa de credibilidad surgió en él. ¿Y si Gorka tenía razón? ¿Y si la fiesta es una tapadera y estas chicas están buscando jóvenes víctimas? Dani escuchó una vez que en la noche de Halloween se suelen hacer ritos satánicos… ¿Y si iba a ser un testigo en primera persona de aquello? Tenía que librarse de Luna, pero sentía por ella ahora mismo una atracción descontrolada. ¡Malditas hormonas!

Pero entonces vio la salvación cuando Luna tuvo que parar gracias a una amiga de Dani que se encontraba allí. Su amiga, Nuria, fue a saludar a Dani y debido a ello logró apoderarse de su cuerpo nuevamente. Viendo que Nuria corría peligro si lo que de verdad sospechaba era cierto, le comunicó a Luna que subiera a la segunda planta para después alcanzarla, era la única forma de que pudiese escapar de ella. Por fortuna Luna aceptó.  

-¡Nuria, tienes que acompañarme! Creo que aquí está pasando algo raro.

-¿Más raro que haber dejado escapar a esa monada de chica?

-¡Hablo en serio! ¿Sabes si en esta fiesta ha intervenido alguna hermandad?

-Hermandades… mi tema favorito de conversación –respondió alegremente Nuria –. Enséñame cualquier símbolo y te diré a qué hermandad de la universidad pertenece.

-Vale… ¿qué me dices de un alfa negro goteante sobre un fondo rojo?

-Esa es la Hermandad Rubí. –contestó convencida.

-¿Y… sabes algo raro de esta hermandad?

-Raro… Bueno, lo más raro, por decir algo, es que actualmente sólo está integrada por chicas, pero años atrás también hubo algún que otro chico, o eso dicen, no sé por qué ya no están…

-¿Y la letra alfa? ¿Algo interesante?

-Que yo sepa no tiene nada de especial su letra alfa. Ya sabes que muchas hermandades llevan letras griegas para americanizarse.

-De acuerdo… Supongo que teniendo mucho menos conocimiento que tú sobre la Hermandad Rubí no creerás lo que te voy a decir pero… creo que están cazándonos.

-¿Cazando chicos? ¡Menuda novedad! En las fiestas muchas personas van a “cazar”.

-¡No me refiero en ese sentido! –gritó Dani debido a la respuesta poco seria de ella.

-A ver… ¿qué insinúas entonces con cazar?

-Lo que pretendo decirte es que…

En ese instante las luces de toda la casa se apagaron y comenzaron a escucharse gritos masculinos en todos partes. Al lado de Nuria y Dani también se escuchó un gritó ensordecedor, lo suficientemente cerca como para que, a pesar de la oscuridad, pudieran ver de dónde provenía: un chico estaba recibiendo una mordedura en la yugular por parte de una de las chicas que iban disfrazadas de vampiresas.

-Tú eres una mujer, estarás más segura. Ve a la otra habitación y busca a Álex y a Carlos.

-¿Y tú? –preguntó preocupada.

-Voy en busca de Gorka, está arriba con… su cazadora.

-Nos vemos en las escaleras en cinco minutos, ¿me lo prometes?

-Prometido. (Si salimos de esta).

Nuria corrió a la habitación con su mechero encendido para ver mejor. No tardó mucho en distinguirles entre todos los chicos desplomados en el suelo, ya que sabía cuáles eran sus disfraces. Justo antes de que pudiera acercarse lo suficiente para comprobar sus constantes vitales una chica se interpuso en su camino y, cómo no, vestida de vampiresa.

No tuvo tiempo alguno de reacción. La vampiresa la golpeó con algo contundente que tenía en la mano. Mientras caía al suelo con la vista nublada al menos pudo calmarse al ver que el pecho de Álex y el de Carlos se movían. Respiraban.

Al mismo tiempo que esto ocurría, Dani subió como una centella las escaleras y cautelosamente se asomó una por una a todas las puertas intentando escuchar algo. Cuando apoyó la cabeza en la quinta puerta comprobó que se encontraba entornada. En silencio y despacio la abrió y palpó la pared hasta dar con el interruptor de la luz.

Craso error encender la luz… En la cama de la habitación se hallaban varios cuerpos llenos de sangre. Y todos con dos perforaciones en sus cuellos. Homicidios dignos de un vampiro… o de una… La bizarra imagen le dejó de piedra y no le permitió darse cuenta de que detrás de él se encontraba Luna.

-Hola, cariño… Has tardado mucho…

Su mente se quedó en blanco. La experiencia que a iba a vivir a continuación era un verdadero misterio para él. Tras la muerte hay olvido. Tras la conversión… ¿qué habrá? Exiliado del control de su cuerpo otra vez, miró impotente como ella acariciaba su cuello y se relamía los labios. Dani cerró los ojos y sus glándulas lacrimales entraron en acción. El tiempo en el que ella abría la boca y se lanzaba a por su cuello, segundos reales, se le hicieron realmente eternos. Y sin embargo no sintió ningún dolor puntiagudo en su cuello, al contrario, sólo vio como la fuerza de la mano de Luna que sujetaba su cuello disminuía. ¿Qué había ocurrido?

La pregunta se respondería en otro momento, ahora era tiempo de aprovechar el retorno del control y golpearla en la cabeza mientras estaba aturdida. Y así lo hizo Dani. Durante los pocos segundos que pudo ver su cara mientras se giraba para golpearla observó que sus labios estaban quemados. Ya entendía todo: por fortuna él llevaba pegado a su cuello un collar del que colgaba un pequeño crucifijo regalo de su abuela, tal vez de los bruscos movimientos al correr el crucifijo se había movido justamente a la zona del cuello que Luna se disponía a morder.

Aunque la fortuna le duró poco pues los escasos metros que logró alejarse de allí sólo le hicieron toparse con otra vampiresa. Y esta no quería morderle, tan solo le dio un golpe en la cabeza con una vara de hierro dejándole completamente inconsciente. ¿Y ahora qué?

Álex, Nuria, Carlos y Dani despertaron en el sótano de la casa iluminados por una multitud de velas rojas junto a un montón de chicos y chicas. Algunos eran simplemente cadáveres desangrados y apilados. Se encontraban encadenados y al otro lado del sótano estaban diez integrantes de la sádica hermandad observándoles y relamiéndose. Los cuatro amigos estaban completamente aterrorizados. Carlos, al borde de un ataque ansiedad, no paraba de gritar qué iban a hacerles. Recibió respuesta, pero no de ellas sino de otro encadenado que se encontraba colindante a ellos.

-Conozco esta clase de rito… Podría decirse que nuestro destino es mil veces peor que el de aquellos muertos de ahí. Piensan transformarnos…

-¿¡Transformarnos en qué!? –preguntó Carlos imperante a su vecino.

-¿Aún no te has fijado? Nos van a convertir en vampiros. Llevaba tiempo sospechando de la Hermandad Rubí… y parece que todas mis sospechas han sido ciertas.

-Pero si eso fuera así sólo estaríamos atados nosotros, los chicos –dijo Álex aún sin poder creerse lo que estaba sucediendo –, pero también está Nuria.

-Pues siento decirte que lo que van a hacer contigo no va a ser morderte y transformarte en vampiresa –respondió dirigiéndose a Nuria –. No… de esas ya hay muchas en la Hermandad Rubí. ¿No sabéis qué quiere decir la letra alfa de su bandera? Es la primera letra de sangre en griego. Y eso es lo que precisan de ti. Una conversión en masa requiere mucha energía y en vez de sacrificar a una hermana deciden verter en un círculo hecho de velas la sangre de una mujer virgen. Lo siento por ti… eras la única de la fiesta que lo era…

Nuria no sabía cómo reaccionar en ese momento. Suponía que desangrarse gota a gota iba a ser doloroso, muchísimo más que un mordisco o ser asesinada como los otros invitados. Invitados… ¡eso! También había chicos muertos. No dudó en preguntárselo inmediatamente y él gustosamente respondió.

-No todos pasamos su test. Sólo quieren convertidos con las mejores sangres. ¿Cómo lo hacen? Pues ni idea. Se dice que los vampiros pueden oír el fluir de la sangre a kilómetros de distancia. Los latidos de nuestros corazones abren su apetito. Cada vaso sanguíneo superficial es una provocación para ser mordido. Son maestros sangrientos, con oler una minúscula gota de tu sangre pueden rastrearte días y días. Algo bueno se puede sacar de esto. Tenemos sangre de alta calidad.

-Pero bueno… ¿y a quién le importa eso? ¡Vamos a morir y te pones a hacer bromas! –gritó Carlos.

-No pienso preocuparme por algo sin solución. Además, no moriremos técnicamente, a excepción de…

-Callaos –interrumpió Dani –. Oigo algo.

Una vampiresa, oculta entre las sombras, agarró de repente a Nuria con una fuerza abrumadora. Soltó sus cadenas y la arrastró al centro del círculo. Los tres amigos, sabiendo ya lo qué iba a ocurrir, no pudieron evitar llorar llenos de rabia e impotencia. En cambio, el vecino encadenado, el que sabía tanto de la Hermandad Rubí, cerró los ojos y suspiró, balbuceó un “todo saldrá bien” y tras ello se levantó y arremetió contra la vampiresa que agarraba a Nuria. Al parecer había logrado liberar sus manos de las cadenas. Había posibilidades, había salvación.

Portando una estaca, apartó del círculo a Nuria y le clavó el arma afilada a su captora en el corazón. Esta se estremeció de dolor mientras sus hermanas gritaban. Con ira, el resto de vampiresas fueron directas a darle muerte. No obstante, parece que el chico iba preparado, sacó del bolsillo de su chaqueta un crucifijo de madera. Todas se echaron atrás sin poder hacer nada por su moribunda hermana. Se giró y lanzó un cuchillo a Dani diciéndole que rompiera las cadenas.

Un par de minutos después todos estaban libres y las vampiresas no podían hacer nada. No podían creérselo aún. Estaban salvados, habían sobrevivido a esa espeluznante noche. Pero toda la euforia se vino abajo cuando la mano del chico que sujetaba el crucifijo comenzó a arder sin razón alguna. Seguidamente, sin que nadie pudiera ayudarle, el resto de su cuerpo se prendió convirtiéndole en un montón de cenizas y un puñado de crucifijos que guardaba en sus vestimentas.

Las vampiresas comenzaron a reír sin parar. Los demás supusieron que había sido un conjuro de ellas. Nuria, mientras tanto, se incorporó e intentó correr hacia el grupo… en vano. La vampiresa que había recibido la estocada se había levantado y la había apuñalado en el corazón con esa misma estaca. Y al igual que sucedió con el chico, Nuria comenzó a arder hasta reducirse a cenizas.

Dani, Álex y Carlos cada vez comprendían menos. Ya habían perdido a dos amigos y uno de ellos delante de sus ojos. Pero no era momento de lamentarse… si querían salvar sus vidas. Todos se dirigieron rápidamente hacia la salida al son de las carcajadas de sus depredadoras. En cabeza iban ellos tres. Y justo antes de poner la mano en el picaporte de la puerta, esta se arrancó de cuajo por obra de un desconocido. ¿Quién era? Nada más y nada menos que Gorka.

¿Qué pasó en esa habitación? Sencillo. Amanda logró morderle, justamente la chica que casi moría en el sótano por la estaca, justamente la vampiresa que ahora se encontraba detrás de los chicos saludándole. Y cuando Gorka le devolvió el saludo mostró a sus tres amigos las dos perforaciones de su cuello.

Nada más verlas, los tres comenzaron a sentir un dolor agudo en esa zona. Dani se echó la mano en la zona que le dolía y entonces comprendió todo. No iban a ser convertidos… ya habían sido transformados en esas bestias… Por eso se reían todas de ellos. Por eso ardieron el chico del crucifijo y Nuria. No todo lo que presuponía el chaval fue cierto. Estaban encadenados esperando a que la transformación fuera completa. Y entonces, ¿por qué su cuello no ardía a causa de su collar? Efectivamente, se lo habían quitado… Ahora sí que no había salida, no había marcha atrás. No hizo falta explicárselo a los otros, parece que ellos ya estaban empezando a comprenderlo también.

Y tampoco se lo tuvo que comunicar a Gorka. Con el contacto visual supo que ya entendían qué pasaba. El resto de vampiresas caminó hacia ellos en busca cada una del que había mordido. Sin nada más que hacer, Gorka mostró una amplia sonrisa con sus dos respectivos colmillos y su mirada de pupilas rojas como la sangre. Sólo se permitió el lujo de decir una breve frase:

-Bienvenidos a la Hermandad Carmesí.

jueves, 25 de octubre de 2012

Natural killer

Día 1

Nuestro equipo ha viajado a una zona totalmente aislada del mundo exterior, no sé con seguridad cuánto hemos tardado en llegar, pero lo que puedo afirmar es que, al menos, no nos encontramos en la superficie terrestre, no, estamos en alguna cámara subterránea, en algún laboratorio bioquímico abandonado. ¿La razón de estar aquí? Si logramos nuestro cometido marcaremos el comienzo de una nueva etapa de la humanidad. Todo depende de la eficacia de nuestro organismo frente a un aumento masivo de unas células famosas dentro del campo de la inmunología, células cuyo nombre puede sorprender, pero si se indaga en su funcionamiento puedes maravillarte, unas células que son imprescindibles en el sistema inmunitario, el as de una baraja, las células NK, las natural killer.

Acabamos de instalarnos y, la verdad, se ha hecho bastante tarde y ya está oscureciendo afuera. El simple hecho de sacar todo el material es agotador y si a eso le sumamos el largo y duro viaje creo que la jornada de hoy terminará pronto. En breves iremos a dormir, aunque más de uno lo tendrá difícil, realmente estamos muy ansiosos por lo que podamos descubrir sobre las células NK.

Día 2

Creo que a pesar de ser el primer día en lo que concierne a la investigación y, por tanto, el día que menos resultados esperábamos obtener, las conclusiones de hoy respecto a las células NK han sido realmente satisfactorias.

En un breve resumen de la labor de hoy puedo decir que no esperábamos tales respuestas tan prematuras de las células al someterlas a minúsculas descargas eléctricas. Cada vez que recibían el pequeño voltaje, las células NK aumentaban considerablemente su energía cinética e incluso en algunos casos, cuando dos de ellas colisionaban entre sí bastantes veces, ambas fusionaban durante unos pocos milisegundos su citoplasma. Lo más curioso de esta breve fusión es que, cuando las dos bicapas lipídicas formaban una sola, existía un rápido intercambio de información. ¿Qué información? ¿Con qué fin? ¿Puede esto ocasionar mutaciones? Estas cuestiones son las que intentaremos resolver mañana.

Día 3

Hemos tenido que pausar la investigación durante un par de días debido a que tres personas de mi equipo se han encontrado indispuestas. A pesar de ello, conseguimos aumentar el voltaje de las descargas para que la energía remanente permaneciese más tiempo en las células. Desafortunadamente para el trabajo, no hemos observado indicios de alguna mutación. Y lo peor de todo es que las células NK que contienen material genético ajeno mueren mucho antes que las que no. Creemos que se debe a la falta de nutrientes. Esperemos que pasado mañana se aclaren todas nuestras dudas.

Día 5

Creo que hemos recuperado con creces el tiempo que perdimos ayer. Las tres personas que enfermaron se han recuperado extrañamente rápido, pero no sólo eso, al menos yo las encuentro un poco… diferentes, quiero decir, mucho más centradas en la investigación, más calladas, como con una afinidad mucho mayor con los cultivos de células NK del laboratorio.

Respecto al trabajo, creemos en principio que sí, que son capaces de interactuar entre ellas algo más allá que una simple fusión de lípidos. Hallamos en una cepa un grupo reducido de células NK con deformaciones estructurales y, lo que ha dado principalmente un enorme empujón a la investigación, un aumento masivo del número de perforinas, o sea, unas enzimas que perforan la superficie celular de sus objetivos cuando perciben que estos han sido infectados por virus.

Estoy ansioso por ver los resultados de mañana.

Día 6

¡Han robado los cultivos, alguien se los ha llevado del laboratorio! Pero creo que no será difícil dar con el ladrón, todo apunta a los tres científicos que enfermaron… Cuando todos fuimos a almorzar ellos tres se quedaron en el laboratorio asegurando que no tenían apetito y que se quedarían observando a las células. Y entonces al volver nadie estaba allí, ni las NK ni ellos. Hemos ido a sus habitaciones y las tres están cerradas. Ahora mismo estamos buscando algo con lo que abrir la cerradura. Al menos espero que tengan una buena excusa para esto o de lo contrario les espera un viaje muy largo de vuelta a casa para tomarse unas vacaciones permanentes.

Dia 7

Hace bastantes horas que no escribo en el diario, pero creo que tengo una buena explicación. Esos tres… ineptos han pasado de una enfermedad a otra… una enfermedad mental muy grave diría yo. Tras lograr destrozar las cerraduras les vimos yacidos en sus camas con toda la boca llena de restos de los cultivos. Resulta que se habían encerrado con las NK para ingerir las que tenían abundancia de perforinas. Muy hábiles por su parte, ahora cualquier virus será aniquilado con muchísima más rapidez de su organismo... Al menos han dejado algunas cepas para que podamos seguir con la investigación, pero NO TOLERO que hayan echado a perder estos seis días. Casi una semana perdida viviendo como ratas bajo tierra en condiciones cuestionables para que ahora tres desquiciados psicóticos destruyan el avance… Espero que hayan escarmentado con el enorme dolor gástrico que les ha propiciado su singular tentempié. 


Día 10

Definitivamente algo ha pasado… algo muy malo e impensable para alguien como yo que es tan escéptico. Hemos creado con las células NK una nueva generación de hombres, cierto… pero no creo que nadie quiera por voluntad propia convertirse en… eso. Hemos cancelado la investigación, y quemado todas las anotaciones a excepción de mi diario. Nos ha llevado tres días conseguir escapar de esa mazmorra maldita bajo tierra. Lo que ha pasado allí no puede compararse ni a la peor pesadilla de la persona más sádica del mundo. A los tres individuos que se tragaron las dosis de células NK mutadas al cabo de 36 horas les empezaron a salir pústulas en la piel para que escaso tiempo después comenzaran a tener una especie de lepra. Pero lo raro viene ahora, lo más leve de esa enfermedad que adquirieron no era la caída incomprensible de trozos de carne, lo peor de todo era que se volvían hostiles hacia el resto de los compañeros comportándose como auténticos depredadores. Para aclarar dudas, gastamos todos los suministros armamentísticos contra ellos. Cuando conseguíamos matar a uno todas nuestras esperanzas eran finiquitadas al verle levantarse y, para más gracia, si había un intercambio considerable de fluidos, eran capaces de convertir a otros en esas bestias leprosas. Al principio eran tres y nosotros siete, ahora sólo estamos exentos de la infección tres… No mueren, parece que ignoran su carne, parece como si ahora sí fueran realmente meras carcasas. Hemos solicitado que un helicóptero venga a recogernos, tardará un día… Mientras tanto, creo que voy a reflexionar sobre el asunto, y a rezar por que no descubran nuestro escondite.

Dia 11

Indagando en algunos papeles que no fueron destruidos y en las anotaciones de mi diario creo que las células NK sufrieron algún cambio más que a primera vista con el microscopio no se pudo detectar. Sospecho de algo, pero no puede ser posible, eso es digno de una película de ciencia ficción… no creo que… las células hayan adquirido conciencia propia… imposible.

Día 20

Ha pasado bastante tiempo desde que no abro el diario, y ciertamente me pregunto por qué sigo anotando cosas si la investigación ya cesó, no obstante hay algo que me sugiere que siga escribiendo… La posible amenaza de una infección de pesadilla desapareció hace cuatro días, suerte que se avisó inmediatamente a los cuerpos militares y se pacificó la zona. Cero contagiados, cero células, amenaza cero. A pesar de ello, esto no puede salir de aquí. Nadie que no sea del CNI puede conocer la posibilidad de dotar de una “nueva” vida a las natural killer, parece que no les gustamos mucho si nos utilizan como marionetas para masacrarnos los unos a los otros. Hay que sellar este funesto episodio de la historia de la humanidad. Por mi parte creo que me tomaré unas vacaciones… ha hecho mucha mella en mí eso de ver morir a todos mis compañeros… mis camaradas de laboratorio… mis amigos… asesinados de formas horripilantes a la par que sus carnes se descolgaban al igual que músculos y tendones, goterones de sangre y de pus, cuanta coagulación… cuanta… muerte…

Día 21

Algo ha sucedido. No…algo no marcha bien. Los alrededores están empezando a agitarse intentando ocultar algo. Puede que sea otra amenaza, pero presiento que algo demasiado grave ocurre. Esterilizaron la zona, aunque eso no quita la posibilidad de que alguna célula sobreviviese a ello. Imposible, imposible… una cosa es mejorar su eficacia frente a virus pero hacerlas más resistentes… ¡imposible! A menos que… ¿por qué los contagiados perdían su carne? Tal vez esa era la fuente de alimentación de las nuevas NK. Pero las mutaciones son mera aleatoriedad y sería improbable que se adaptaran a las nuevas condiciones del entorno. Improbable… no imposible.

Día 33

Definitivamente algunas células resistieron la pacificación. Averiguarlo fue tarea fácil cuando uno de los agentes que vino en el helicóptero que me rescató comenzó a comportarse exactamente igual de extraño que mis difuntos compañeros. Primero mutismo, luego aislamiento, y entonces, cuando supongo que la proliferación alcanza una zona crítica del sistema nervioso central, la piel empezó a caerse a tiras mientras, con su boca llena de la sangre que brotaba de sus labios mordidos, buscaba víctimas a las que contagiar y/o despedazar.

Estando protegido en las oficinas del CNI supuse que un demente como tal no sería un objetivo difícil de exterminar. Me equivoqué por completo. Santa ciencia, así como nuestro armamento no pudo con los tres contagiados, este anfitrión enloquecido ignoró por completo todas aquellas balas y cuchilladas que su pútrida piel recibía. Ni la adrenalina más efectiva o el anestésico más eficaz sería capaz de evitar que el cuerpo no cediese ante semejantes dolores. He ahí la prueba de que realmente he creado unas NK que hacen honor a su nombre. Ahora mismo esto sería mejor si fuera un simple virus, al menos el sistema inmunitario pondría de su parte, pero siendo las propias células defensivas del organismo… Debo hallar una solución rápida para detener este apocalipsis biológico. Por suerte algunos agentes consiguieron aislar una sala donde se encuentran ahora mismo encerrados todos los contagiados. Y mejor aún, alguien logró reducir a uno de ellos y me van a dejar investigarle. Solamente es cuestión de días que esto acabe. Estoy convencido de ello.

Día 34

Dos noticias buenas. La primera es que por mucho que los huéspedes logren soportar las carnicerías a las que sus pieles son sometidas llega un momento en el que, a causa de esa especie de lepra, pierden toda la sangre de su cuerpo, desoxigenando completamente los órganos vitales. Sin funcionamiento respiratorio ni nutritivo, las células NK son neutralizadas. Tal vez por esa razón buscan presas tan rápidamente, es una lucha contrarreloj por encontrar un nuevo cuerpo. La segunda noticia, la mejor a mi parecer, es que he descubierto en el espécimen capturado que la causa de la propagación no es técnicamente la célula NK propiamente dicha. Las culpables de todo son las perforinas que tienen. La estructura de estas perforinas no sigue la misma secuencia de aminoácidos que presenta una perforina normal. Y, por consiguiente, esta nueva estructura, que a simple vista es más estable, induce al resto de células NK a cambiar por completo hasta transformarse en otra célula mutada.

Ahora sólo nos queda encontrar los niveles exactos de pH y/o temperatura para tan sólo alterar la funcionalidad de estas nuevas perforinas. Si logramos esto sólo tendremos que esperar a que estos pocos contagiados pierdan en su totalidad sus carnes caducas.

Día 35

Me parece que alguien más se ha contagiado, bueno más bien algunos más… bastantes. Les recomendé que se pusieran mascarillas y guantes. Aún no sé el medio de propagación, incluso podrían llegar a adherirse a los globos oculares a través del aire. Cualquier palabra escupida de uno de ellos puede lanzarte una bomba macabra de asesinos microscópicos.

He de darme prisa. Van por la segunda fase y aún no son agresivos. Puede que si me doy prisa con la cura consiga salvarlos. No hay camino seguro al exterior y tampoco querría huir dejando al libre albedrío esta pesadilla celular. El capitán se hunde con su barco. Tiempo… sólo pido tiempo.

Día 38

No he conseguido dar aún con el nivel exacto de temperatura aunque sí he conseguido saber que la eficiencia de las perforinas se reduce con bajas temperaturas. Afortunadamente  logramos enfriar la habitación y creo que está dando resultado. Los nuevos contagiados permanecen en la fase dos, aunque por seguridad han sido encerrados. Nos estamos quedando sin víveres y no nos atrevemos a salir donde los cadáveres. Si las células NK sobrevivieron al bombardeo de isotopos también cabe la probabilidad de que la mutación haya empeorado y ahora se hayan adaptado a la podredumbre de sus víctimas.

Estoy empezando a aborrecer la inmunología…

Día 40

Esto no mejora. Cada paso que doy hacia la solución son dos pasos hacia la fatalidad. Uno de los nuestros, probablemente contagiado, ha cortado la luz y ahora hace un calor realmente sofocante, el paraíso de la perforinas. Me he aislado en una sala blindada, ya no puedo confiar en nadie… Los presos rompieron la puerta con una fuerza sobrehumana. Lanzaban sus propios trozos de carne a los demás para embadurnarlos con esa sangre maldita. Lo que antes era blanco ahora se tiñó de rojo carmesí… Mientras se abalanzaban contra sus compañeros de antaño yo conseguí escapar de la matanza. Cerré la puerta y me acurruqué en un rincón intentando ignorar los gritos de terror y agonía. Cada generación nueva de células NK mutadas es más sádica que su antecesora. Los propios sonidos de la carne y las vísceras al impactar contra las superficies llegaban a mis oídos inundándome en una pesadilla viviente. Por primera vez RECÉ para que algo solventara esto…

Creo que esos condenados son capaces de olerme, al menos de notar mi miedo. Algunos golpean la puerta y estoy realmente aterrorizado. Cada golpe atronador, cada abolladura de la puerta, cada rugido o cada goteo de sangre me pone los pelos de punta y un frío visceral recorre mi médula vaticinando un final propio que emule a ellos. Si mi muerte provoca la salvación del resto de humanos, por favor, que así sea.

Ya no puedo pensar, no puedo investigar, no soy capaz de crear la cura, estoy bloqueado, estoy condenado… contagiado sin estarlo.

Día 41

Horror. Al despertarme, los gritos del otro lado pararon y creo saber la razón. Ya circulan en mí esas malditas NK. Esta mañana noté un molesto picor en mi brazo. Una de las veces que me rasqué sentí cómo un poco de líquido se impregnaba en mis uñas. Era sangre, era una herida. Si esa herida me la hice antes de cerrar la puerta es muy posible que el aire diera mi sentencia de muerte. Y todo apunta a ello. Todo indica que pereceré de la misma forma que los demás. Nunca me replanteé si me daba miedo morir. Ahora lo veo todo tan claro y a la vez tan oscuro. ¿Miedo? No diría eso. Lo que siento no lo sé ni yo… Quizás paz.

Lo único que puedo hacer ahora por la humanidad mientras espero al de la guadaña es anotar todos los síntomas que tenga en esta transformación. Puede que alguien lea esto y aniquile el contagio. O puede que esté escribiendo en vano. Ni la más mínima idea de qué hacer…

Día 44

Tres días llevo. No siento nada y no puedo comprobar mi mutismo en un entorno con una sociedad muerta. No obstante, algo me dice que el proceso sigue en marcha y estas malditas bastardas siguen lavando el cerebro a sus vecinas sanas. Si leéis estas líneas desde mis ojos espero que disfrutéis de vuestro último festín. No saldréis de este cuerpo, mis queridos descomponedores roerán todo mi ser para que ni el aire pueda llevaros a un nuevo restaurante viviente.

Día 45

Tengo una idea de una sola jugada, o todo o nada. Si lo consigo anularé las perforinas de mi cuerpo, pero si no cumplo mi cometido seguirán campando a sus anchas. He encontrado restos de un ácido que estaba embotellado en un viejo armario. Si con un pH bajo las perforinas se anulan conseguiré pausar para siempre el contagio. Esto me llevará a la muerte, pero no me queda otra opción. Aunque visto el panorama últimamente mi escepticismo está por los suelos. A lo mejor incluso mañana vuelvo a escribir en el diario. Qui lo sa?

Día 46

Increíble… Están jugando conmigo. Caí envuelto en un inmenso dolor tras inyectarme en la sangre el ácido. NOTÉ MI PROPIO CORAZÓN PARARSE Y AÚN SIGUE SIN PALPITAR. Y a pesar de ello… aquí estoy. Supongo que llegué tarde… ya no soy dueño de mi cuerpo a excepción de mi mano izquierda, mi mano de escritura… No comprendo nada, me siento bien, quizás con un poco de fiebre… y bueno, con un corazón parado…

La herida ya cicatrizó. Definitivamente ya han proliferado haciéndose con la mayoría de mi cuerpo. Mi cerebro lucha como un héroe. A ratos lo noto, la locura, el sinsentido, siento como una oscuridad incomprensible me abarca en su totalidad, me ciego, me paralizo. Sí, ciertamente sí he tenido síntomas pero me los han ocultado. Como un siamés mental, como un tumor consciente. Oh, si lo viera algún psicólogo… afirmaría mi locura cuando es sólo que un trocito de mí se quiere hacer con el todo.
Ya… las ganas de escribir… mi musa… Eureka… todo se difumina… Olvido… Hambre.

Día 47

¡Los primeros trozos de carne empiezan a desprenderse! Fascinante. Había un jirón de piel que se resistía pero de un buen tirón he conseguido arrancarlo. Una pena que de camino me haya destrozado un par de costillas, no importa, tengo de sobra de esos huesos.

No sé si llorar o reír. Uno de los pioneros en esta enfermedad. ¡Inmortalizado en la historia! ¿Y si soy lo opuesto a Dios? Bueno, se suponía que no creía en seres mitológicos, pero es que yo voy a ser un propio mito, el destructor de la vida humana, vaya…

Pongámonos serios. De pequeño me apabullaba la idea de una guerra biológica y ahora yo provoco esto. Y el premio a la hipocresía es para… ¡Óscar Martínez de la Sierra! Gracias, gracias, todo un honor dotar a los humanos de un monstruo insaciable, espero que os guste la carne porque os vais a abastecer de sobra…

Debería parar… estoy empezando a leer palabras que mi mente no recuerda haber procesado. Pierdo el control, aliento a aliento, gota a gota, piel a piel…

Día 49

Mañana es mi cumpleaños. ¿Qué me regalarán? Espero que algo de comer, tengo hambre. No me abren la puerta, qué maleducados. Se están ganando una buena dentellada en la garganta.

Día 50

Lo siento.