
Luzbel
los llevó a una zona del mercadillo más alejada del tumulto, una zona donde,
según él, podrían adquirir provisiones de forma gratuita gracias a unos cuantos
favores que le debían.
-Tengo
que hablar con un amigo, él se encargará de hacernos invisibles ante las
amenazas próximas.
-¿Amenazas?
Estamos en otro maldito Plano, aquí nadie nos conoce, nadie nos busca, aquí
somos libres.
-No
es del todo cierto. Puede que los Humanos se encuentren ahora a una enorme
distancia, pero eso no implica que sigamos siendo perseguidos por otros… seres.
-¿Qué
quieres decir con eso? ¿Acaso no son sólo ellos los que buscan nuestra cabeza?
Nadie más sabe lo ocurrido en nuestro Plano, demasiado reciente en términos
temporales.
-Veo
que he de recordaros lo que somos… Este mundo tiene una mejor armonía con la
magia, mas eso no quita que hayan hechiceros… y hechiceros. Por desgracia poca
gente aprecia a los de nuestra índole.
-En
pocas palabras –intervino Inanis
–los brujos somos los apestados del maná…
-Exacto.
Finalmente llegaron a una tienda que justo haciendo esquina en esa
aparentemente inacabable calle del mercadillo. Por el exterior parecía una
tienda realmente pequeña, no obstante uno a uno fueron entrado al
establecimiento y se asombraron de cuan amplia era por dentro. Al fin y al
cabo, era un mercadillo de magia, esta clase de trucos estarían a la orden del
día.
Luzbel envió una bola de magia pura hacia una puerta cerrada. Nada más rozar
la puerta una gran masa de humo inundó la tienda. Un ser con un aspecto
parecido al de los Humanos apareció frente a uno de los escaparates que había.
Su piel, completamente arrugada, revelaba una edad cercana a las tres cifras.
Vestía una larga toga grisácea por la enorme cantidad de polvo que estaba
depositada en ella y en su negro cinturón colgaban dos hoces.
-Camaradas,
os presento a Shan, hoja presta; como casi todos los mercaderes del lugar, él
es un Segador.
-¿Segador?
¿Es capaz de arrancar almas como el Cuarto Jinete?
-¡Oh,
no, no! –dijo Luzbel entre
risas –Los verdaderos Segadores son simples
comerciantes de maná. Esas hoces que cuelgan en su cintura están bañadas en fuentes
mágicas. Los Segadores son hechiceros capaces de ver, oler, saborear e incluso
tocar el maná; y no sólo sentirlo como otros tipos de hechiceros. Gracias a
estas facultades son capaces de recolectar el maná errante y dar a estos
objetos las características mágicas que sus clientes buscan. Aunque es cierto
que tienen alguna semejanza con aquel Jinete de la leyenda. Los más poderosos
pueden también arrancarle parte de su maná a sus objetivos. Shan puede hacerlo,
pero afortunadamente él es amigo, ¿no es así Shan?
-Indudablemente, Shan es amigo
de Lengua Vil, y por tanto, sus amigos son los míos. ¿Qué deseáis? Deleitaos la
vista con mis productos. No encontraréis nada mejor en la zona.
-Shan,
no venimos a comprar. Estamos siendo perseguidos… Han alertado a los
Ilusionistas.
-¡Ilusionistas!
Shan se sobresaltó al oír aquello. Agarró una de sus hoces y la clavó en
el suelo, acto seguido, agarró la otra y la insertó en el techo de la tienda.
Ambas se enlazaron formando una línea negra de maná. Shan cogió la línea y tiró
hasta abrir de ella misma un portal que conducía a un lugar secreto de la
tienda.
-Adelante, entrad. Tengo todo lo
que necesitáis.
-Bonito
truco. Esto de la magia cada día me sorprende más…
Entraron en una parte de la tienda que era aún más amplia, al parecer era
el almacén. Había miles de objetos, algunos hechizados y otros que estaban en
proceso. Nexus supuso que si el Segados les había conducido hasta allí sería
porque iba a proporcionarles algo de gran poder. No iba mal encaminado.
El Segador alzó la mano para que dejaran de caminar. Se giró hacia una
estantería y abrió las dos puertas levantando una gran cantidad de polvo.
Cuando la visión se hizo más nítida mostró antes todos los brujos una
superficie aterciopelada donde yacían seis puñales, cada uno de un color
distinto y con un efecto mágico diferente.
-Amigos, Shan tiene el orgullo
de presentaros a Los Puñales de la Insania.
-No puedo creer lo que ven mis ojos. Esos puñales fueron destruidos, todos los habitantes del Plano Demoniaco lo vimos. ¿Cómo es posible?
-Fueron
destruidos, cierto es. Mas lo que pereció no fue otra cosa que los puñales, y
no la magia que realmente les otorgó tal fama. Como buen Segador, Shan captó
esas esencias liberadas cuidadosamente y talló con esmero unas réplicas
exactas. Nadie más conocía la existencia de sus sucesores a excepción de Shan,
hasta hoy…
-Si se me permite preguntar, ¿por qué fueron destruidas? ¿Qué
tipo de fama se granjearon?
-Los Puñales de la Insania fueron portados por Los Hermanos
Penumbra. Eran tres hechiceros que empleaban su magia para saquear y masacrar
pueblos enteros. Cada puñal alberga un tipo de magia en su interior; y cada
hermano portaba dos. Al principio las magias eran antagónicas, el mayor de los
hermanos portaba el puñal del calor y el puñal del frío, el segundo los puñales
del manejo de la vida y la muerte y el más pequeño empuñaba el de la creación y
la destrucción. A medida que la magia de sus interiores se iba corrompiendo los
puñales empezaron a mutar sus magias. Finalmente adoptaron la magia del fuego y
las sombras, de la demonología y las maldiciones, de los portales y el vacío…
-Los Hermanos Penumbra, los primeros brujos…
-Así
es. Poco a poco sus manás se ennegrecieron y los puñales comenzaron a cobrar
vida propia a causa de ese exceso de oscuridad. Un día que fueron a saquear
otro desdichado pueblo, los puñales tomaron el control de sus mentes y les
indujeron a la locura. Se mataron entre ellos… Con la corrupción exterminada
los puñales perdieron la consciencia que obtuvieron. Del campo de batalla
solamente se recuperaron dichos puñales. Y desgraciadamente algunos aún
pudieron escuchar los ecos demenciales que emanaban de sus hojas. Desde aquel día
fueron bautizados como Lo Puñales de la Insania, armas de brujos por
antonomasia.
-No digas más. Locura, brujería, muertes… Seguro que si esos
puñales hubieran pertenecido a otro tipo de hechicero no habrían sido
despedazados.
-Seguramente.
Shan empuñó sus hoces y las pasó lentamente sobre
los puñales, las piedras que habían en sus mangos brillaron con fuerza. Cada
piedra brillaba del color respectivo a la magia que almacenaba el puñal.
-Shan
os dará gustosamente los Puñales de la Insania siempre y cuando no acabéis como
los Hermanos Penumbra. Shan os lo ruega, por la amistad que tenemos.
-Puedes confiar en nosotros. No desperdiciaremos nuestras vidas,
sería de hipócritas matarnos entre nosotros cuando estamos huyendo de los que
reclaman nuestras cabezas.
-De
acuerdo pues. Cada puñal representa un tipo de magia del campo de la brujería.
Los más hábiles con estas respectivas magias tendrán el orgullo de guardar el
puñal que le represente, no obstante, no deberá abusar de su poder para
subyugar a otros brujos especializados en su misma magia con menor potencial.
-Fantástico, pero por si nadie se ha dado cuenta, y dejando a un
lado honestidades, de aquí hay solamente un tipo de magia que aún no controla
nadie a la perfección.
-Hermana, ¿por qué crees que tú eres digna de portar uno de los
Puñales de la Insania?
-Si deseas que te lo demuestre puedo hacer desaparecer tu
corazón con mover un único dedo.
-No serías capaz…
-¡¿Cómo osas?!
-Dejad de discutir, por favor, supongo que yo misma podría
presentarme a candidata.
Entre la multitud de brujos había avanzado una chica
muy joven. Vestía un largo vestido negro y un corsé. Miraba a los otros cinco
con timidez, como si se arrepintiese de haber hablado. Ninguno de ellos se
dignó en responderla, nadie excepto Nexus.
-Ningún otro brujo especializado en el arte de las sombras se ha
opuesto a ti. Tal vez no quieran llevar esta carga, tal vez tengan miedo de que
el puñal les consuma, o tal vez reconozcan tu superioridad con el manejo de las
sombras. ¿Cuál es tu nombre?
-Me llamo Tenebra, Tenebra Corazón de Ébano…
-¡¿Un
Corazón de Ébano?! ¡Uno de los de tu calaña mató a muchos de los hechiceros bajo mis
órdenes en la Guerra de los Arcanos!


-Supongo que la sombra gana al fuego…
Esa fue la gota que colmó el vaso. Ignorando las
advertencias de Nexus y Hex, invocó una enorme roca de lava fundida y se la
lanzó con velocidad a Tenebra. Ella simplemente se tapó la cara como acto
reflejo.
Ignis creyó que ese simple hechizo la reduciría a
cenizas sin que nadie pudiera hacer nada por evitarlo. Pero estaba equivocado,
aunque Tenebra pareciera que se había defendido de esa forma tan inútil no era
realmente así. Unos brazos hechos en su totalidad por sombras brotaron de su
cuerpo agarrando la roca y devolviéndosela a Ignis con aún más velocidad.
El Moldeabrasas fue carbonizado. Cuando resucitó no
pudo hacer nada ante las miradas de burla de Luzbel e Inanis. Había sido
derrotado por una bruja que ni comprendía cómo usar la magia. En silencio
aplastó sus cenizas y se perdió entre la multitud de brujos. Nexus había
quedado sorprendido ante la ágil respuesta de Tenebra contra el hechizo de
Ignis. Puede que ni ella misma supiese cómo lo había logrado, pero solamente
sería cuestión de avivar ese potencial. Si era capaz de ello sin quererlo,
entonces le esperaba un próspero futuro como representante de los brujos de las
sombras.
-Siento lo ocurrido con vuestro amigo. No pretendía hacerle
daño…
-No pasa nada, por suerte es capaz de resucitar, aunque no
podría decir lo mismo de su orgullo. Está bien, si ninguno de vosotros tiene
alguna objeción al respecto, será Tenebra quien empuñe el puñal de las sombras.
Nadie dijo nada. Entonces Shan procedió con la
entrega. Nexus recibió un puñal en cuyo mango había insertado un zafiro oscuro,
era el Puñal Omnipresente, capaz de ser
invocado en cualquier lugar y de potenciar todo tipo de portales tanto en
amplitud como en duración y distancia. A Luzbel le fue entregado el Puñal Poseído, en su mango brillaba una amatista.
Este puñal tenía la capacidad de cancelar la voluntad de la vida demoniaca que
se encontrase cerca, así como mejorar la metamorfosis de su portador (al
parecer los Lengua Vil no fueron los primeros en sufrir esos “cambios”). Hex
recibió el Puñal Agónico, con una esmeralda
en su empuñadura, este puñal podía hacer, si el portador lo deseaba, que las
maldiciones se pudieran contagiar y, además, aumentar la duración y letalidad. Ignis
obtuvo el Puñal Llameante, un puñal con un
potente rubí que podía doblar la temperatura de los hechizos ígneos y dice la
leyenda que con un gran gasto energético se puede incluso resucitar a las
personas. Tenebra empuñó el Puñal Sombrío,
una gran obsidiana estaba engarzada en él. Con la capacidad de dominar mejor
las sombras de los alrededores y oscurecer hasta los territorios más luminosos,
el puñal podría ser el factor que le faltaba a ella para dominar por completo
las sombras. Por último, Inanis cogió el Puñal
Ignoto. En su mango se encontraba un cuarzo. Otrora el puñal de la
destrucción, era capaz de hacer desaparecer cualquier cosa y desvanecer en la
nada a cualquier ser vivo, no había memoria capaz de soportar el olvido
provocado por su portador.
Una vez entregados los Puñales de la Insania a los respectivos
representantes de cada escuela de magia Luzbel reveló el plan que tenía. Quería
formar un trato con todos los brujos que se hallaban allí. Para evitar
cualquier filtración de información y proteger a los menos poderosos, cada
representante se encargaría de los demás brujos especializados en dicha escuela
de magia. Los líderes enseñarían a los demás a valerse de ellos mismos durante
los siguientes diez años. Tras ese tiempo regresarían al Plano natal para
reclamar lo que por naturaleza les pertenecía: los flujos de maná.
Todos aceptaron sin rechistar. Algunos tendrían líderes más
comprensibles, otros más arrogantes, pero todos poderosos por igual. Los brujos
son conocidos por no entablar demasiadas amistades y las pocas que tienen son
por conveniencia, pero ahora mismo habría que sacrificarlo todo, era mera
supervivencia, así como Nexus les invocó para no estar solo, así como Luzbel
les pidió ayuda porque era un proscrito, así como Ignis e Inanis necesitan
compañía de otros para reforzar sus potenciales mágicos, así como Tenebra
necesita ayuda para dominar las sombras, así como Hex amplia sus conocimientos
con todos ellos. Todos chupan la sangre de todos, pero el beneficio mutuo es
muy sustancioso.
Desde aquel día quedó formada una unión ligada más que el intercambio de sangres. Desde aquel día se conocerían como el Consejo de los Seis Puñales, transformados en los seis Brujos más poderosos nada ni nadie podría obstaculizar sus cometidos y regresar con la palabra victoria en sus labios de vuelta a la Tierra. ¿O tal vez sí?
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