No puedo más, mis gritos son ecos vacíos que nadie escucha. Me
cosí la boca a mí mismo para no dañar a los demás, pero no tuve más opción que
deshilachar las fibras antes de caer vencido.
Nadie me escuchó.
No me quedan cartas con las que jugar, ya veo reflejados los
naipes de la base de la baraja, la Muerte y el Colgado. Sólo una carta más me
separa de ellos. No sé a quién más recurrir. Me avergüenza la situación cobarde
que me está consumiendo, pero me es inevitable ceder a sus encantos. Sólo
quiero cortarme hasta teñirme de rojo, sólo quiero estrangularme hasta tornar
blancos mis ojos, sólo quiero intoxicarme hasta ser mecido por mil y un sueños.
Sólo quiero dejar de existir.
Pese a ello, hay algo que quiere seguir adelante y luchar, y
es precisamente esta ínfima parte de mi ser la que escribe ahora estas líneas con
la moribunda esperanza de que reciba respuesta.
Mientras tanto, el resto de la materia que me compone no es
más que un virus medrado por injurias pasadas y ponzoñas de hedor macabro. Esa
personita que se estresa tanto buscando una salvación para mí está comenzando a
mancharse las manos y pronto se deshará, como el resto de mi yo, en este espeso
alquitrán de lacrimosa fatalidad.
Me enerva no poder comunicarlo en un tono menos metafórico,
sin alegorías de difuntas ideas literatas, pero no veo otro modo de expresarme
cuando mis manos empuñan herramientas de escritura. Y, aunque hallándome en
desventaja ante la incredulidad de lo aquí plasmado por las maneras en las que
tejo esta maraña de párrafos, la seriedad que se encuentra en su núcleo es tan
verosímil como las lágrimas que acarician mis mejillas conforme toso sangre en
forma de letras.
Ya lo imagino, esto se tomará como el acto de un sujeto con
déficit de atención, como la obra de un esquizofrénico que ha sido engullido
por sus escritos, como la creación de un manipulador de mentes, como el
pasatiempo de un adolescente de breve recuento neuronal… Se considerarán un
montón de opciones al ser depositado en un espacio rodeado de ficción y terror
imaginario, pero, en ningún momento, en un cerebro lúcido, brotará la realidad y
será tratado como la carta de auxilio de un joven que se cae a pedazos.
Sé que es difícil de creer que alguien con tanta imaginación
como yo, con tantos planes para el futuro e incontables argumentos para las
historias venideras, acabe balanceándose a merced de una soga. Pero los tiempos
cambian dando giros vertiginosos que maceran la integridad de los más
quebradizos, un grupo en el cual yo me sitúo desde que mi memoria puso en
funcionamiento sus engranajes.
Juro que no pretendía acabar así. Sí, puede que fuera cierto
eso de que llevara años manteniéndome en una partida constante y reñida de
ajedrez, donde mi contrincante era una silueta tenebrosa henchida de
pensamientos dañinos, está bien. Pero yo pensaba ganar, lo prometo, o al menos
terminar en tablas. Jamás creí que me haría jaque mate, y mucho menos de manera
tan prematura… Puede… que toda la sucesión de acontecimientos traumáticos que
he sufrido durante las semanas pasadas, casi sin dejarme tiempo para recobrar
el aliento, haya provocado que me desocupara un poco de mis piezas y dicha
sombra aprovechara el momento para partirlas en fragmentos una a una. No lo sé,
solamente sé que ahora poseo únicamente una solitaria pieza, la misma que
todavía busca una salida, y que se halla acorralada por sombrías figuras que
lanzan aspavientos burlones previos al incuestionable y letal movimiento final.
Ya no puedo más, he dado lo mejor de mí para levantarme una
y otra vez, pero mis piernas han llegado a su límite. Mis huesos se han
desfragmentado y ni tengo fuerzas para arrastrarme. El sueño eterno está
comenzando a envolverme, y cada vez veo más factible dejarme llevar por esta
voraz marea que ha atrapado mi navío, perforado y a punto de hundirse.
Así que, por favor, sé que suena absurdo pedir ayuda en un
lugar como este, donde las bromas macabras y las realidades falsarias se
entremezclan. Pese a ello, pido un momento de cordura en esta telaraña de
demencias. Esto no es otro delirio más, esto es el último mensaje de un autor
desbordado por una fragancia de rendición que ha estado embaucándole tanto
tiempo y que por fin ha taladrado sus fosas nasales para hipnotizarle.
Estoy de rodillas, con un futuro desintonizado en mente, con
unos enrojecidos ojos vidriosos de pupilas exhaustas, con un latido que enlentece
y adecúa su ritmo al danzar del optimismo que se escapa filtrándose por mis
poros. Sólo con un objetivo en mente: visualizar ese famoso aliento que dirá
adiós a los de aquí y saludará a los de allá.
Puede que desde hace tiempo me concibiera a mí mismo como
una especie de paciente terminal, teniendo la opción de la eutanasia bajo mis
mangas. Tal vez la alternativa sensata sea seguir el curso de los
acontecimientos y despedirme de mis quehaceres. Quizás fui sellado por el
destino para que mi mecanismo cesara en estos tiempos concretos. Probablemente
no es que no sea capaz de imaginar un futuro distante del día de hoy, sino que, para mí, el futuro pre mortem que me pertenecía ya se convirtió en presente y
tras este capítulo sólo hay grotescos créditos por los que ascienden nombres de
almas que me han hecho sonreír y llorar.
Sí… A lo mejor no tengo que dibujar este lienzo literario para
conformar un dibujo de mis manos extendidas en busca de ayuda… A lo mejor es más
acorde concluirlo como un agradecimiento para quienes han leído mis insanos
sueños de mundos paralelos en los cuales me encontraba más cómodo que en la
dimensión en la que de verdad resido.
Por tanto, gracias por todo y lo siento si en algún momento
os habéis topado con lapsus durante vuestras lecturas. Asimismo, lamento
enormemente que queden tantas cosas sin terminar, aunque sois libres de
finiquitarlas a vuestro gusto. Así es, sé que no es gran cosa, pero mi demencia
será mi legado para vosotras y vosotros… Tanto lo inconcluso como lo acabado, las numerosas
historias que han circulado por esta pequeña porción de onirismo informatizado
no se perderán, no… Ellas, mis creaciones, no seguirán el camino de su
progenitor, jamás se perderán en el olvido… Al menos me gustaría que algo de mí
no estuviera contagiado por una cuenta atrás que fue acelerando conforme mis
esperanzas ennegrecían…

Tal vez una mera palabra de ti sea la cura… o por el
contrario la guillotina.
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