No
puedo prometerte nada, allí sólo encontrarás caos, un libre albedrío. Tampoco
puedo afirmar que lo pasarás bien, cada uno viaja de distinta forma y tu
fortaleza determinará tu sufrimiento. Pero has de saber que todo tiene su
recompensa y estoy seguro de que pondrás un gran empeño en salir adelante, tan
sólo debes confiar en ti mismo y preparar tus piernas, ya que caerás muchas
veces, pero más veces deberás levantarte.
Llegará
el momento en el que lo veas todo perdido, el día en el que quieras tirar la
toalla y seas atraído por senderos mejores, senderos que vayan cuesta abajo,
que no tengan baches, terrenos llanos, con paisajes preciosos y todo lleno de
aparente alegría. Sí, muchas veces te sentirás tentado a abandonarlo todo, a
dejar de hacer esfuerzos. Pero hijo, por favor, créeme, al final, tu camino
será mucho mejor que los demás que te irás encontrando a lo largo de tu
caminata.
Hijo,
tendrás que afrontar muchas cosas, tu rostro quedará impregnado día a día por
tus lágrimas, pero procura que no siempre sean de dolor, sino de felicidad al
haber logrado algo. Se burlarán de ti porque serás raro, a la gente le da miedo
lo raro, todo lo que se sale de la monotonía. Si te gusta bailar, baila, si te
apasiona la escritura, escribe, haz, en definitiva, aquello que te guste hacer,
aunque sea algo totalmente inédito. Te atacarán e intentarán frenarte. No
decaigas. Acabarás con tu sueño destrozado, pero tú sabrás repararlo, recoge
las piezas del suelo y vuelve a tomar las riendas. Dibuja de nuevo, con más
fuerza, que todos vean tu arte, continua cantando, grita, que escuchen tu voz
desde el otro lado del mundo. Y entonces ellos volverán a destruir tu sueño. No
desistas, constrúyelo de nuevo y refuérzalo.
Sé que
puede resultar asfixiante estar continuamente en este ciclo… no obstante, al
final, tu sueño estará tan acostumbrado a los golpes que será imbatible. ¿Has
ganado? No, hijo, ojalá fuera tan fácil… Cuando vean que no hay forma de
detener tu potencial, entonces irán directamente a por ti…
Y es
mejor que empieces a asimilarlo ya, no eres perfecto, por fortuna todo ser
humano está lleno de desperfectos, sin excepción. Te advierto de esto, hijo,
porque ahora todo aquello que ellos piensen que es un rasgo imperfecto se
convertirá en su diana. Ciertamente, sus cegueras puede que hagan ver como algo
imperfecto algo que realmente no sea así. Pero recuerda, hijo, temen lo raro, quieren
que todo siga en una única uniformidad y la mejor forma que tienen para hacerlo
es dañando tu esencia, van a destruirte, tenlo en cuenta, lanzarán todo su
arsenal contra ti, pero lo que no sabrán es que tú posees un búnker construido
de valor y determinación.
Al
principio bastará con ignorarles, sus balas no te dañarán, sin embargo, al
contrario de lo que otras personas afirman: si les ignoras te dejarán, ellos
seguirán golpeándote cada vez con más y más fuerza hasta el punto en el que una
pregunta invada tu cabeza: ¿si dejo mi “rareza” me dejarán en paz? Será entonces
cuando se te presentará una gran bifurcación en tu camino. Uno con un terreno
mucho más suave y otro idéntico al que siempre has tenido bajo tus pies.
Toma el
camino fácil, esconde tu supuesto defecto, deja a un lado aquello en lo que
ansiabas convertirte, abandona tu sueño, destruye tus aficiones, combate el
fuego con el fuego y empezarás a notar que todo va mejor, ya nadie se reirá de
ti, al contrario, tú comenzarás a reírte de otras personas raras, sí, igual de
raras que tú, personas que también luchaban cada día por no desfallecer a mitad
del camino, y ahora tú, hijo mío, serás también otro causante de que no lleguen
a sus metas. Hazlo, hijo, ve con ellos, no permitas que otro día más de tu vida
se llene de tristeza, ahora podrás disfrutar de un trayecto mucho menos
complicado, donde el único agua que caerá por tus mejillas será el de la lluvia…
una lluvia brotada de las nubes, porque estas estarán llorando por ti, porque
otro más ha preferido vivir vencido que sufrir luchando. Hazlo hijo, permite
que exterminen todo aquello que te hace especial, arranca de tu cabeza ese
sueño que tanto te costó crear y reparar tantas veces. Hazlo y habrás perdido.
De lo
contrario, sigue por tu sendero lleno de dificultades, mil y una veces gritarás
de dolor y te ahogarás en oscuridad. Sufrirás hasta límites inimaginables y
cuando veas que todo está perdido tendrás que agarrarte a eso que ahora tanto
odias: tus rarezas. Continúa, sigue ignorándoles, es una mala defensa, pero será
suficiente para el día a día. Te entrarán ganas de llorar, pero no les des el
gusto de mostrar tus lágrimas, corre, aguanta, nunca han de ver tu tristeza,
toda gota que emane de tus ojos será alimento para ellos. Resiste cada impacto
y lentamente irás observando que aquello que veían como tu debilidad se va
convirtiendo poco a poco en tu fortaleza, ahora serás tú quien tenga el poder
de humillarles. No lo hagas, hijo, no te rebajes al nivel de las alimañas. Tampoco
tendrás que dañarles, será suficiente dolor el que sufran al ver que todas sus
artimañas, todos sus ataques y todas sus burlas no han surtido efecto. Haz esto
hijo mío, muestra que hasta tú te ríes de aquello por lo que se burlan, que
vean que no te importa lo que piensen, que vean que tu rareza reduce el valor
del oro. Hazlo y habrás ganado.
Esta
elección dependerá de ti. El tiempo se te hará eterno y la relatividad
aflictiva hará apetecible la elección del primer trayecto, pero puedo
asegurarte que al final desearás volver atrás y no podrás, tus ideas saldrán a
presión de tu cabeza mientras eres arrastrado a un abismo en el que te
convertirás en otro humano tóxico más. Yo lo he visto con mis propios ojos, hijo, y
llegar a ese destino es totalmente desolador. Por eso, si es preciso, pausa
todo, descansa, piensa con frialdad hacia dónde seguir yendo.
Hijo,
muchas de las cosas que te cuento no las entenderás aún o no admitirás que el
camino de la agonía te conducirá a una meta mejor. Sé que es difícil creer que
es mejor aguantar todas las puyas, y cuando estés en mitad del camino y vivas esto que te cuento también afirmarás con tozudez que eres el único al que
le pasa. Pero eso es incierto, hijo, miles de chicos y chicas como tú
tendrán que hacer frente a todo esto para luchar por mantener el fuego de sus
esencias, para preservar ese pequeño tesoro que les hace diferentes del resto.
Sí, hijo, es un camino duro el del denominado “bicho raro”. En la calle, en los
pasillos, en las aulas, en cualquier parte donde los destrozasueños se
encuentren, ellos te apuntarán con el dedo mientras dibujan en su cara una
muesca de humillación. No agaches la cabeza, al contrario, deberás alzarla lo
más alto que puedas, no permitas que tus cervicales se atrofien, estira el
cuello y sonríe. Sus miradas desprenden ignorancia y miedo a lo que no pueden
conocer o les avergüenza aceptar. Sigue
adelante, mira arriba, al cielo, allá, ese lugar que parece tan alto, es donde
tu sueño te elevará para que entonces seas tú el que ría, y no por burla, sino
por satisfacción.

No hay comentarios:
Publicar un comentario