Ella asintió. Señalaba, muda, la pared próxima al
lavaplatos. Le aseguraba al fontanero que, cuando encendía algún grifo, aparecían
ruidos similares a regurgitaciones justo en esa zona.
Este confió en su palabra y procedió con el martillo a
romper la pared para buscar la raíz del problema. Tenía entendido que algo
había taponado una de las tuberías generales de la casa, por lo que, cada vez
que el agua viajaba a través de estos tubos recolectores y convergía en la que estaba obstruida, el cúmulo generaba burbujas que provocaban ese sonido.
-¿Últimamente ha
arrojado algo inapropiado por los desagües o por el retrete? Comida, lápices,
ropa… No se imagina lo problemático que puede resultar hasta una pequeña goma
de borrar si se atasca en las cañerías.
-No… Aunque hace
tiempo me corté las puntas y tiré los pelos al plato de la ducha para que se
fueran por ese desagüe. Quizás el pelo…
-Es una posibilidad.
¿La casa es antigua?
-Tiene ya sus años.
¿Por qué?
-Si las tuberías son
un poco viejas, el óxido y otros factores relacionados con la edad también
influyen en la aparición de estas complicaciones. De todas formas, no se
agobie, he visto casos peores, esto estará solucionado antes de que anochezca.
-De acuerdo. Muy
agradecida.
Inició la rotura de la pared. Los golpes eran precisos, en
poco tiempo ya podía avistarse el borde de la tubería obstruida. Una vez el
agujero era lo suficientemente grande como para cortarla, depositó el martillo
en su caja de herramientas y cogió la radial. Buscó un enchufe y la encendió.
Sería sencillo abrirla. Tal y como él había predicho, había una gran cantidad
de óxido, tanto que se había descamado hasta el punto que no le hizo falta
percutir la superficie para determinar la localización del tapón, pues se
distinguía un considerable abombamiento de la cañería justo donde se hallaba el
objeto obstructivo.
Finalmente la abrió y con unas pinzas sacó parte del tapón.
Al parecer la cosa iba a dificultarse un poco. Era una especie de masa rosada y
gelatinosa, se deshacía fácilmente, por lo que muy seguramente tendría que
realizar varios cortes más en la tubería para deshacer en su totalidad la
obstrucción.
En lo referente al primer trozo, en cuanto lo sacó se lo mostró
a la mujer con aires de triunfador. Sin embargo, había un insignificante
problema.
-Aquí está el
problema. Lo que lo obstruía era un… una… ¿qué es… esto?
-Es mi bebé.
El fontanero, boquiabierto, antes de poder preguntar nada,
recibió una puñalada en su pulmón derecho. El dolor y la distracción le hicieron
caer. Sin poder defenderse, mientras su pleura se encharcaba, escuchó las
últimas palabras de aquella psicótica.

Y el enorme filo del cuchillo atravesó su mediastino.
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