Noticias desde la Oscuridad

06-07-2015
Cardiofagia está concluido.

13-07-2015

22-07-2015

28-07-2015

09-08-2015

03-09-2015

22-09-2015
Suerte está concluido.

28-09-2015

Lamento del día

Mientras que yo soy un ciego que ha aceptado su propia invidencia, tú eres uno que aún cree que simplemente tiene una venda tapándole los ojos.

jueves, 20 de febrero de 2014

Microdemencia: Posada

Llevaba días perdida por estos páramos sin cruzarme con nadie. Realmente estaba empezando a creer que iba por el camino equivocado. Me encontraba sedienta y hambrienta, la cabeza me daba vueltas y mis piernas flaqueaban. Tenía que encontrar cuanto antes un lugar donde descansar. Si no hubiera hecho tan mal tiempo, habría podido montar la tienda de campaña, pero este viento la habría destrozado… No, parecía que no había nada a mi favor.

Miraba mi reloj cada pocos minutos, el tiempo iba excesivamente lento. Las tripas me rugían, si no encontraba algo que comer pronto, empezaría a ver válida la idea de la autofagia. Recordaba con arrepentimiento aquella decisión justo antes de salir de casa de reducir las provisiones alimenticias a la mitad para ir más ligera durante la caminata. ¿Quién quiere ir más rápido si se está muriendo de hambre?

Como fuera. Las penas se me quitaron cuando avisté en la lejanía lo que parecía una modesta casa con las luces encendidas. Eso significaba que estaba habitada. Aligeré la marcha y me planté en frente de su puerta.

Al parecer, no era la primera persona que pasaba por aquí. Al lado había una nota que decía que antes de entrar me sirviera con gusto una taza de té. Miré a ambos lados y hallé una pequeña bandeja reposando en la repisa de la ventana. Esto era buena señal, viendo este acto altruista sabía que no iban a rechazar el acogerme durante unas cuantas horas.

Tras tomar la reconfortante bebida, llamé a la puerta y enseguida me abrió una mujer bastante delgada. Me condujo al salón y allí me dieron la bienvenida dos personas más, uno igual de famélico que ella y otro un poco más musculoso. Los tres eran encantadores, en cuestión de pocos minutos estaba sentada en la mesa degustando un sabroso plato de carne asada. Y, después de tomar un suculento postre de tarta de queso, volvieron a ofrecerme otro de esos magníficos tés.

Me trataban como a una reina, por lo que decidí aprovecharme un poco y quedarme allí durante una semana. Por la mañana daba paseos por los alrededores y por las noches disfrutaba de sus compañías, de apetitosos platos y de ese exquisito té. No sabía qué le echaban, pero era un sabor que nunca antes había probado.

Además, en una de sus tantas amenas charlas, me contaron que estaban tan entusiasmados con mi llegada, debido a que hacía muchísimo tiempo que ningún viajero pasaba por aquí. Ellos creían que se había descubierto una zona de trayecto nueva y este camino había quedado obsoleto, pero que, aun así, no perdían la esperanza y por eso siempre colocaban un poco de té fuera de la casa. Era conmovedor, ¿de verdad hacían todo esto por simple solidaridad? Me parece que había dado con la benevolencia humanizada.

Sin embargo, el día que me tocaba partir no me prepararon en ningún momento dicha bebida. Ellos afirmaron que por la noche sabría el porqué. Y así fue. En cuanto el Sol se ocultó en el horizonte, un fugaz estupor comenzó a trastocarme la vista. Me senté un momento y cerré los ojos esperando a que se me pasara. Poco a poco se fue paliando, pero, cuando por fin pude abrirlos, tras frotármelos, contemplé a tres seres con la carne completamente podrida.

¿Y vosotros?  pregunté anonadada.

Somos los de siempre –respondió la que parecía una mujer–. Los mismos que te acogieron hace siete días.

No, no, no… esas tres personas no parecían recién salidas de un mausoleo…

Creo que no lo entiendes, pequeña… Eso se debía a un ungüento casero hecho con plantas alucinógenas, el cual introducíamos en tus queridas tazas de té. Ahora que se ha pasado el efecto nos ves tal y como somos: muertos vivientes.

¡Oh, intrigante! Es la primera vez que veo a unos cadáveres ser tan hospitalarios.

Y seremos los últimos –añadió el más corpulento–. Hemos estado haciendo esto para cebarte y tener más carne que devorar.

¡Esa ha sido buena! No… no vais a comerme.

¿Por qué nos hablas con tanta normalidad? ¿Acaso no te asusta que unos "zombis" vayan a descuartizarte? Es como si ya hubieras visto a los de nuestra índole antes.

Y así ha sido –contesté risueña.

El trío no-muerto se quedó estupefacto. Claramente es una gran desventaja vivir tan aislado de la civilización, pues no eres consciente de lo que pasa en el mundo. Estos eran una prueba perfecta de ello.

No tenéis ni idea de los últimos acontecimientos importantes a escala global, ¿verdad?

No… respondió extrañada la muerta.

Si hace tanto tiempo que no pasa nadie por aquí, no es porque haya menos gente dada a la aventura, sino porque la población mundial ha sido víctima de un enorme brote viral. Los vuestros se han alzado de sus tumbas. Sufrimos varios meses de auténtico pánico, pero después aprendimos a defendernos. Se formó un pelotón especial para combatir a los muertos vivientes que ahora huían ante nuestra sublevación. Yo soy la líder, y veo que ni en mis vacaciones me puedo librar del trabajo…

Crují mis nudillos y di comienzo al juego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario