Noticias desde la Oscuridad

06-07-2015
Cardiofagia está concluido.

13-07-2015

22-07-2015

28-07-2015

09-08-2015

03-09-2015

22-09-2015
Suerte está concluido.

28-09-2015

Lamento del día

Mientras que yo soy un ciego que ha aceptado su propia invidencia, tú eres uno que aún cree que simplemente tiene una venda tapándole los ojos.

sábado, 15 de febrero de 2014

Microdemencia: Faz

Víctor se despertó en mitad de la noche rodeado de un frío sudor. Otra vez ese sueño... 

Siempre que se acercaba la fecha de su cumpleaños no soñaba con otra cosa que no fuera esa espeluznante pesadilla. Desde que tenía 7 años, cada vez que llegaba noviembre, Víctor se adentraba en ese retorcido mundo onírico. 

El sueño era una especie de tráiler de una película de terror. Un hombre sin ojos, nariz ni boca perseguía a Víctor hasta que le convertía en piedra y le asesinaba. Hasta aquí podría parecer una pesadilla como otra cualquiera. Pero lo curioso era que, cuando el hombre mataba a nuestro protagonista, el sueño no acababa, sino que, al igual que el final de todos los tráileres, aparecía una fecha de su día de estreno: 18 de noviembre de 20... Nunca conseguía leer por completo el año.

De todas las pesadillas que tenía el chico, esta era la que más le aterraba. No era una mera casualidad que la pesadilla tuviera tantos detalles. Y era por eso que no le agradaba mucho cumplir años, no le importaba lo de hacerse más mayor ni que no le gustara un regalo, no, tan solo esperaba con terror que un día apareciese el ''sin rostro''.

17 de noviembre de 2011. Las pesadillas continuaban cada noche. Sin embargo, Víctor ya estaba cansado de esperar y esperar todos los años para que al final no ocurriera nada.

Y llegó el día. Se despertó para ir al Instituto y la casa estaba completamente a oscuras. Víctor se dirigió a la cocina para desayunar algo. Sacó un cuchillo para juguetear con él, como de costumbre, pero la gracia de manejar el filo no le divirtió demasiado cuando vio reflejada una sombra en la hoja del cuchillo. Se giró rápidamente hacia la nevera y vio una nota colgada.

 Feliz Cumpleaños.

Su madre se lo habría escrito para que lo leyera por la mañana, aunque no era muy normal que hiciera felicitaciones tan breves. Víctor olvidó todo y se fue al Instituto.

El día laboral pasó normal, como otro cualquiera. Felicitaciones de sus amistades y el típico cantar del cumpleaños feliz. Pero en la mente de Víctor rondaba la idea de que este iba a ser su último cumpleaños vivo. Su intuición lo sospechaba.

Terminaron las clases y se puso sus auriculares para volver a casa. Misteriosamente los auriculares se rompieron y tuvo que marchar sin la compañía de la música.

El día estaba nublado y se veía completamente igual que a las siete de la mañana, todo oscuro. Cada vez se estaba aterrando más. No le daba miedo ser brutalmente asesinado, pero la idea de que la última cara que viera fuera la de alguien que precisamente no tiene nada en ella no es que le agradase mucho.

Sólo faltaba una calle más y llegaría a casa sano y salvo. A pesar de ello no se calmó. No había nadie en las calles y el silencio absoluto era demasiado... extraño. Optó por acelerar el paso para salir cuanto antes de esa siniestra situación.

Pero fue demasiado tarde. Algo le golpeó la cabeza por detrás haciendo que cayera bruscamente al suelo. Por suerte, no perdió el conocimiento… ¿por suerte? Cuando se giró, Víctor vio que su pesadilla era igual de real que la sangre que circulaba por sus vasos sanguíneos.

Allí estaba el sin rostro materializado. Las constantes pesadillas le habían hecho real y ahora estaban los dos a escasos centímetros. Víctor intentó gritar, pero sus cuerdas vocales no respondían. Tan sólo tuvo fuerzas para incorporarse de nuevo e intentar huir.

El sin rostro salió a su caza lentamente, como si supiera que él no tenía escapatoria. Por su lado, Víctor llegó al portal de su casa y rápidamente introdujo las manos en su mochila buscando las llaves. Pálida se le quedó la tez cuando vio que las había perdido. Y el plan de llamar al portero tampoco funcionaría, ya que este estaba estropeado...

Víctor podía escuchar sus propios latidos, el corazón estaba a punto de reventarle. De entre miles y miles de monstruos y millones y millones de viles personas, tenía que querer matarle un hombre sin cara.

Empezó a gritar para alertar a su madre, pero todo era en vano, sólo salían de su boca palabras sin sonido, no conseguía alzar la voz lo suficiente. Comenzó a llamar a las puertas vecinas, pero tampoco obtuvo respuesta. Parecía que era su fin...

El sin rostro le agarró del cuello y le estampó contra la pared. Víctor ya empezaba a sentir su piel endurecerse, el monstruo le estaba convirtiendo en piedra. Y de repente, cuando ya sólo quedaba con carne su cabeza, el ente le habló. N se sabe cómo, pero habló.

-He dejado lo mejor para el final, Víctor... aquí tienes mi regalo...

Y finalmente el chico logró gritar, aunque ya era demasiado tarde. Todo se oscureció para él. ¿Lo último que vio? Un ser sin cara... ¿Lo último que escuchó? El cortar del viento ¿Lo último que saboreo y olió? Su propia sangre... ¿Y lo último que sintió? Un filo rebanando su cuello...

Pasó el fin de semana y nadie tuvo noticias del paradero de Víctor, o al menos de su cadáver... Sin embargo, el lunes por la mañana, cuando se abrían las puertas del Instituto, los alaridos comenzaron a invadir el patio. Desde la puerta se podía ver su cabeza empalada en uno de los mástiles de las banderas que ondeaban en el Instituto, todo repleto de sangre, comprendiéndose que el sin rostro había vaciado todos los litros del cuerpo del desafortunado allí. A pesar de ello, la cara de Víctor sonreía, pues su mayor ilusión era morir decapitado y se había hecho realidad. Por lo que, pese a todo, no fue tan malo el regalo.

Misteriosamente nadie consiguió quitar la cabeza de allí, por lo cual desistieron y optaron por dejarla empalada en la bandera por siempre.

Cuenta la leyenda que por la noche se oyen cantos fantasmales en el Instituto y, curiosamente, lo que cantan no es otra cosa que una felicitación espectralmente armoniosa. Una canción…

…de cumpleaños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario