Noticias desde la Oscuridad

06-07-2015
Cardiofagia está concluido.

13-07-2015

22-07-2015

28-07-2015

09-08-2015

03-09-2015

22-09-2015
Suerte está concluido.

28-09-2015

Lamento del día

Mientras que yo soy un ciego que ha aceptado su propia invidencia, tú eres uno que aún cree que simplemente tiene una venda tapándole los ojos.

sábado, 15 de febrero de 2014

Microdemencia: Masacre

-Te lo preguntaré una vez más. ¿Qué es lo que te ha impulsado a hacer esto?

El militar seguía insistiendo, cada vez se ponía más nervioso. No, no me creía, por más que le perjurase que yo no tenía nada que ver, que tan sólo era una víctima más, él seguía apuntándome con su arma en la frente. Tenía miedo de que su paciencia se agotara y acabara volándome la tapa de los sesos. Sería irónico haber sobrevivido a la bestia y haber muerto por el salvador.

Así es, no sé con certeza qué clase de criatura se había infiltrado en estos grandes almacenes, pero, fuera lo que fuera, su saña y ferocidad arrebató la vida a cientos de personas que se encontraban allí.

Por mi parte, suspiré aliviada cuando dicha bestia se marchó, sin embargo, ahora veo que hubiera sido mejor haber muerto. Soy la única que ha quedado viva y, por desgracia, la lógica apunta a que fui yo. Salí intacta, sin ningún rasguño, y me hallo rodeada de sangre ajena… Siendo honestos, si yo fuera el militar, también pensaría que soy culpable.

No obstante, yo no había sido, ya no sabía cómo explicárselo. Había perdido la cuenta de las veces que le había contado todo lo sucedido.

-Por enésima vez. Yo simplemente vine a comprarme una sudadera. Al cabo de unos minutos el sonido de una ventana al romperse dio inicio a la pesadilla. Al principio no era capaz de percatarme de que aquello no era ficción. Una jamás está preparada para ver lo que yo oí. Gruñidos y gritos se mezclaban. Recuerdo nítidamente todas y cada una de las voces que pedían socorro, un socorro que nunca llegó. Fue rápido, muy rápido, yo me escondí en los vestuarios y me acurruqué. Justo entonces todo se nubló para mí, tal vez perdí la consciencia por el monumental grado de terror que sentía en ese momento, no lo sé… El caso es que, cuando desperté, el silencio me rodeaba. Ya nadie seguía vivo, aquello estaba repleto de carne picada y sangre seca.

-Por mucho que lo repitas, chavala, no voy a acabar creyéndote. Lo único que puedo llegar a comprender es que tú misma hayas borrado esos recuerdos y hayas confeccionado un ser irreal que justifique tu inocencia.

-No lo entiendo… ¿qué quieres decir?

-Verás, si realmente fuera un animal lo que ha entrado aquí, no nos habrían llamado a nosotros. Esa es la prueba número uno. La dos, que quizás te abra más los ojos, consiste en aplicar la pura psicología. Has dicho que hubo un momento en el que te desmayaste y a partir de ahí únicamente despertaste cuando todo había acabado. Pregúntate una cosa. ¿En ese tiempo que estuviste inconsciente no tuviste algún tipo de sueño… “movidito”?

-Ahora que lo mencionas…

-No hay más que decir. Ya era hora, eso es suficiente, puedo considerarlo una confesión, porque parece que con tu… estado mental, poco más podré lograr.

-¡Que yo no fui!

-Ya no es necesario que sigas convenciéndote de esa falacia. Fuiste tú, no hay otra verdad que esa. Llámalo doble personalidad, instinto agresivo repentino o lo que quieras, pero fuiste tú. Observa la sangre que te rodea, las pisadas ensangrentadas de todo el pasillo que encajan con las marcas de tus suelas, los minúsculos restos de sangre que se aprecian entre tus uñas, el shock que ha borrado tu memoria… Sé que esto se asemeja más a un caso de una película de terror o ciencia-ficción, pero es la realidad. Lo siento, chavala, los asesinaste tú.

Entonces… era cierto. Era difícil de creer, pero su hipótesis encajaba a la perfección. Sólo escuché ruidos, posible producto de mi imaginación, y nada más hasta que no me desmayé en el vestuario. Después, al despertarme, el entorno ya era más acorde con mi paranoia demencial.

En ese caso, si de verdad era tan peligrosa… sería mejor que me entregara. Ya era estúpido seguir rebatiendo sus acusaciones. Simplemente me levanté y acepté la situación. Soy una asesina…

¿…O tal vez no? Justo antes de decirle al militar que me llevara con él, pude apreciar una robusta figura no muy lejos de nosotros dos. Los ojos le brillaban y aparentemente estaba a cuatro patas. Eso quería decir que…

Era la bestia, la verdadera asesina de estos grandes almacenes. Quise avisar al militar de que estaba detrás, pero al parecer era demasiado veloz, no hubo tiempo de respuesta ni por mi parte ni por la suya. Desde luego, no era un mamífero que alguna enciclopedia hubiera catalogado antes.

Lo único que pude hacer fue observar, incrédula, a la criatura arrancando de cuajo las vísceras de aquel desgraciado. Seguía vivo, aún tenía la suficiente sangre en su organismo como para alzar un brazo hacia mí y pedir ayuda. Sin embargo, lo que hice fue algo distinto. Abrí la boca y le contesté:

-Te lo dije.

No hay comentarios:

Publicar un comentario